CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS
LAS MUJERES TAMBIÉN MATAN POR CELOS | DINERO | VENGANZA
ASESINATO DE SOFIA INGLOT EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Sofía María de Loreto Inglot y Navarro entró en el mundo por Las Palmas de Gran Canaria, el 10 de diciembre de 1848, trescientos setenta años después de la fundación del Real de Las Palmas a orillas del actual barranco de Guiniguada entre Vegueta y Triana (un riachuelo de caudal permanente en aquella época de la Conquista). Era de ascendencia inglesa y navarra; inglesa por parte del padre Luis Inglott y Allen, nieto a su vez de Cayetano Inglott de Mendoza pariente de Felipe V de España, que llegó a Gran Canaria desde Malta donde su familia se había refugiado tras huir de la convulsa Sicilia en aquella época bajo dominio español. Comerciantes y armadores malteses, franceses, genoveses, catalanes, ingleses y mallorquines se afincaron masivamente en Las Palmas de Gran Canaria en el siglo XIX. No todos triunfaron en los negocios. Los padres de Sofía Inglott y Navarro, Luis Inglott y Allen, hijo de una inglesa oriunda del condado de Middlesex, y Rafaela Navarro y Sortino, se llenaron de chiquillos y la familia hizo aguas. A Sofía Inglott y Navarro no le quedó más remedio que trabajar como profesora de piano entre la gente acomodada. Rondando los treinta años entró en tratos con el comerciante de la calle Triana Jorge Rodríguez y Falcón, viudo con dos hijos menores de edad. Una tarde, María del Pilar Morales y Rodríguez, sobrina del comerciante, del que estaba perdidamente enamorada, acechó a Sofía Inglott y Navarro en el zaguán de la casa donde ese día daba clases. Le disparó un tiro por la espalda y después se suicidó. Abandonó el mundo con apenas veintitrés primaveras. El suceso zarandeó a la provinciana ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Chiquillos, noveleros y parroquianos se agolparon en la plaza de San Bernardo a la espera del levantamiento del cádaver de la suicida y de las noticias sobre la prometida del comerciante. Varios médicos, entre ellos, Gregorio Chil y Navarro, acudieron al domicilio donde Sofía Inflott y Navarro se debatía entre la vida y la muerte. Falleció una semana después y su cortejo fúnebre llenó las calles de la ciudad hasta el cementerio de Las Palmas (hoy rebautizado como cementerio de Vegueta). Decenas de coronas defilaron en compañía del ataud bajo los acordes de la Marcha Fúnebre de Chopin interpretada por la Banda Municipal. Años más tarde, la poetisa de origen cubano-navarro Matilde Troncoso Gil, que conoció el suceso por haber vivido en Las Palmas de Gran Canaria cuando el marido Mariano Oïz Obanos desempeñaba la función de juez, escribió la novela "Alma Heroica" basada en el asesinato de Sofía Inglott y Naranjo.
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