AMALIA ROMERO HIJA DEL POETA ALONSO QUESADA
Retrato de una época, retrato de Gran Canaria
Amalia Romero Suárez nació en el barrio por excelencia de la Semana Santa grancanaria, Vegueta, tierra de recogimiento en la década de 1920. Señoras tocadas con velos de blonda y caballeros de luto riguroso con el sombrero en la mano siempre dispuestos a saludar a un conocido en las procesiones. Gente agolpada en las calles, esquinas y balcones desde el Domingo de Ramos hasta la procesión del Santo Entierro. Curas, autoridades y tricornios de la Guardia Civil acompañando a los tronos vestidos con túnicas, mantos, faldones, coronas, flores artificiales, candelería. Tronos a hombros de palanquines (asalariados del transporte peatonal tanto a la hora de cargar un ataúd como de hacer la mudanza de las familias pudientes de Vegueta y Triana). Silencio desde el Jueves Santos hasta el Sábado de Gloria. Silencio roto sólo por el sonido autorizado de flautas, clarinetes y timbales durante las procesiones precedidas por estandartes, cirios, incensarios, cruces alzadas, acólitos ataviados con ropajes medievales. Visita a los Siete Templos, Lavatorio de Pies en la Catedral de Canarias, Sermón de las Siete Palabras, Solemne Vigilia Pascual, Procesión del Cristo Resucitado. Siete días de recogimiento y exhibición mundana.
23 de junio de 1923, calle López Botas, número 11. Alcoba del matrimonio. La cama de hierro cubierta con una colcha hecha a ganchillo, dos mesitas de noche, un teléfono de mesa y dos bacinillas debajo de la cama. Un cuadro de la Virgen de Nuestra Señora de la Soledad colgado de la pared. Todo estaba a punto. Algodón hidrófilo, vendas, polvos desinfectantes. Dolores de parto, contracciones. ¿Será niño como quiere Rita o será hembra como prefiere Alonso Quesada? ¿Morirá Rita en el parto? ¿Sobrevivirá la criatura? Tres días de incertidumbre, y decepción por tratarse de una niña. El médico, dijo: "No llore, señora, la niña ha venido bien". "No lloro por eso, sino porque yo quería un niño". "Pues yo estoy contento porque es la primera niña que nace conmigo". Cuando Amalia Romero Suárez, siendo adulta, recordó esta anécdota, encargó una misa a la memoria de aquel medico parturiento.
... continuará en breve...
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