CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS
MI VIDA ES UNA MIERDA
He perdido mucho peso tras dos semanas de una diarrea terrible y otras dos sin poder comer nada porque la radioterapia me ha afectado la boca y la garganta. No puedo masticar ni tragar. Sólo tomar puré de poco a poco. Estoy aburrido; desesperado. Hasta beber agua me duele. La semana pasada ante el riesgo de dañar el riñón por la galopante deshidratación me inyectaron tres sesiones contiguas de suero fisiológico. No sé de dónde saco las fuerzas para mantenerme en pie. Por las noches apenas duermo de forma continua. Me tengo que levantar porque la profusión de flemas me ahoga. El vierrnes último en radioterapia, donde he de permanecer diez minutos tumbado, una de esas consabidas flemas estuvo a punto de ahogarme. Tuve suerte porque me quitaron a tiempo la máscara termoplástica y pude escupirla. Me atendieron dos médicos para investigar qué me está pasando. ¿Hasta cuándo podré soportar este calvario? Rechacé la cirugía que me propusieron en diciembre por el riesgo a las complicaciones. De haber sabido lo que hoy sé y lo que estoy padeciendo no lo hubiera dudado ni un segundo. La vida es maravillosa, pero mi vida se ha convertido en una
mierda sin resultado cierto a medio plazo (tres meses, seis meses).
____________________________________________________________
AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS