VIOLADA POR ESPÍRITUS

Según un reportaje del diario Extra de Guayaquil, publicado el 10 de agosto del 2010, a esa señora le agradó el acto porque el espíritu le brindó ternura y orgamos extremos. ¡Todo un galán con las mujeres! Este es el relato del periódico:

"Hacer el amor con un espíritu no es cosa que le pase a cualquiera. Mi experiencia no es grata porque uno me llevó al éxtasis y los otros a sentir el infierno de la violación. Fui tomada contra mi voluntad pero me gustó" afirma Mary, un ama de casa humilde y de bella figura. "De repente las sábanas que cubrían mi cuerpo comenzaron a deslizarse sutilmente, no sabía lo que ocurría. Desperté algo agitada porque dormía sola. Mi esposo no estaba conmigo, pues viajaba por motivo de trabajo". "Entonces un murmullo encantador escucharon mis oídos, me calmé y poco a poco me iba entregando a algo desconocido pero lleno de placer como nunca antes lo había experimentado. No podía ver a quien me tenía inmóvil, y que me besaba apasionadamente. Al virar mi cuello por el gusto de las caricias invisibles que sentía, pude mirar hacia el velador donde estaba el reloj que marcaba las 00:45 de una madrugada gélida de agosto del 2004, noche en que empezó mi calvario sexual". "Luego mi pijama y mi interior yacían en el suelo, casi no lo noté. Algo cálido sentía entre mis piernas, un peso real se posaba sobre mí. De repente el éxtasis de su sexo penetrándome, me hacía volar, no quería que terminara. Pero mi razón buscaba entender esa situación anómala que estaba pasando. El acto hacia mí era de una forma dulce pero varonil, con una fuerza tierna, un calor diferente. Estaba extasiada, su figura se me hacía más visible mientras proseguía el acto. Era un hombre alto, bien parecido, se asemejaba al ideal de toda mujer. A la mañana siguiente desperté desnuda, me dio vergüenza, lloré porque me sentía usada. Las sábanas húmedas atestiguaban que había hecho el amor con alguien real. Entonces lo que pareció un sueño comenzó a convertirse en una placentera pesadilla noche tras noche. El miedo me llenaba. Pero ¿Quién era? ¿Por qué me pasaba a mí? Mis hijos nunca supieron nada, y menos se dieron cuenta de lo que sucedía en mi habitación. Aunque trataba de resistirme a esto, el "vaho" lanzado por el espíritu me hacía caer en un estado de trance, donde solo tenían cabida mi conciencia y gusto sexual. No puedo negarlo, pero en realidad ese hombre alto, apuesto y caballeroso se convirtió en mi amante nocturno de todos los días. Con sus manos cálidas y varoniles me hacía olvidar que tenía un esposo. Luego de la "relación sexual" caía en un sueño profundo del que despertaba siempre a las cinco de la mañana. Mi cuerpo tenía las marcas de la lujuria, moretones sellaban mi piel como para confirmar que lo que me pasaba era algo real. Nunca pensé que un espíritu superara a un ser humano y en este caso a mi amado esposo. Sugestionada, no podía contarle a nadie pues me hubieran tratado de loca o enferma sexual. Así una noche, acostada al lado de mi esposo, viví una nueva experiencia, pensé que con la presencia de él, ese espíritu dejaría de molestarme, pero no sucedió. Por el contrario, adormeció a mi esposo y me dejó inmóvil, entonces fui tomada como todas las noches. Pude mover a mi esposo con una de mis manos, pero no reaccionó. Con lágrimas en los ojos trataba de comprender. ¿Por qué me pasaba eso? Entonces decidí buscar ayuda y contárselo a alguien que me creyera. Así que llegué donde un espiritista. Después de narrarle lo sucedido me preguntó "si yo tenía algún hueso de muerto en la casa", a lo que le contesté que sí. Lo conseguí siguiendo la creencia popular para que me proteja la casa de algún mal. Creía necesitarlo ya que me quedaba sola con mis hijos por semanas. Fue el hermano Freddy Aulestia, del centro espiritual cristiano "Hombres de Bien de Ecuador" que me dijo que deje el hueso de muerto otra vez donde lo encontré. Así lo hice, y mi experiencia sexual con ese fantasma terminó. Un alivio enorme sentía en mi corazón. Pero mi tranquilidad estaba muy lejos de terminar. Después de un tiempo breve sería víctima de algo grotesco y aberrante. Lejos de cualquier sutileza o placer que hubiera experimentado. Cierta noche cuando mi esposo había salido nuevamente de viaje por su trabajo, me sucedió lo indeseable. Estaba en un sueño muy profundo cuando de sopetón desperté: tres espíritus grotescos me miraban. Me tomaron con violencia y fuerza espantosa. Sentía la penetración brutal de esos entes malignos. Era violada vaginal y analmente, sus carcajadas retumbaban en mis oídos, hicieron conmigo lo que quisieron, y no solo fue una noche. Mi calvario sexual proseguía noche tras noche. Entonces con oraciones que me enseñó el hermano Aulestia, pude terminar con la conexión sobrenatural de esos espíritus. Ahora hace pocos días he podido decir que ya no soy más víctima de estos entes que realizaban con mi cuerpo lo que querían".

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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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