Entraba en contacto con sus víctimas en discotecas y pubs. Se ganaba su confianza, las seducía y conseguía que le abrieran las puertas de sus casas. Ya allí, entre arrumacos, soltaba una sustancia narcótica en la bebida y esperaba a que hiciera efecto. Cuando las víctimas dormían como lirones, llegaba el momento de hacerse con el botín: teléfonos móviles, ordenadores, perfumes, ropa de marca y maletas. Las mismas en las que el ladrón guardaba sus nuevas adquisiciones antes de abandonar el piso de su bella durmiente. Pero, por el momento, se le acabó el coqueteo. Los Mossos d'Esquadra han detenido a Luis Edison V. H., de 36 años, por ocho delitos de robo con violencia o intimidación en Barcelona y Sitges. Información.

Dos años y medio después de la pesadilla, Sara –nombre supuesto de una treintañera alicantina– ha logrado que la Audiencia Provincial de Barcelona reabra su caso. En mayo de 2004, en una noche de juerga en un after-hour, Sara sólo recuerda que después de beber de una copa empezó a tambalearse, a transformarse. Una hora después, la sacaban del cuarto de baño medio desnuda, llena de golpes y con los pantalones ensangrentados. No recordaba nada. Hasta hace poco estos relatos pertenecían a la categoría de leyenda urbana: un desconocido aprovecha el despiste de una chica en la barra de una discoteca para soltar en su bebida unas gotas de un líquido sin color, sin sabor, sin olor. Al rato, la mujer despierta de un letargo amnésico con la huella de haber sido víctima de un asalto sexual. Se decía que el escenario eran zonas turísticas del Caribe, y los protagonistas, bandas mafiosas internacionales que usaban sustancias psicotrópicas para cometer tropelías… pero siempre era lejos, muy lejos. "En 2004 empezaron a llegar a nuestra asociación mujeres de entre 18 y 25 años con trastornos raros. Chicas que no recordaban nada, que no eran consumidoras de drogas y que después de tomar algo en un bar aparecían en un sitio desconocido con marcas de haber sido violadas", comenta Tina Alarcón, presidenta de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas. En los últimos 24 meses, la asociación ha controlado 37 casos donde se supone que los agresores han usado drogas hipnóticas, sedantes, anestésicas o alucinógenas para llevar a cabo sus delitos sexuales. La mayoría se han producido en Madrid, Barcelona y Valencia. Aunque es ahora cuando se lanza la voz de alarma, uno de los primeros antecedentes se produjo a finales de 2002, cuando la policía investigó la denuncia de una mujer que perdió la consciencia mientras tomaba una copa en un bar de Madrid y despertó tumbada en un banco con hematomas en la zona púbica y otras partes del cuerpo. En Francia –donde el Ministerio de Sanidad ha llegado a admitir que este tipo de delito había sido subestimado– se han registrado más de 200 agresiones sexuales relacionadas con drogas en los últimos ocho años, y en Alemania más de 300 chicas llamaron en 2005 a centros de auxilio porque creyeron haber sido violadas bajo los efectos de alguna droga. Lo mismo ocurre en el Reino Unido, con más de cien denuncias al año, y en Estados Unidos, con casi 1.200 casos denunciados en los últimos dos años, según la revisión realizada el pasado año por un grupo de forenses galos y publicada en la revista especializada Journal of Clinical Forensic Medicine. En la literatura científica y entre los cuerpos de seguridad se las conoce como rape drugs (drogas de la violación), sustancias con un poder de sedación muy potente, que incapacitan a la víctima para defenderse, borran de su memoria lo sucedido e impiden así el esclarecimiento de lo ocurrido. A la lista de principios activos como el flunitrazepam –ansiolítico comercializado con el nombre de Rohypnol–, sedantes hipnóticos como el zolpidem, tranquilizantes como el trizolam y el lorazepam, y alucinógenos milenarios como la escopolamina –más conocida como burundanga, sobre todo en Suramérica–, se suman ahora drogas de síntesis química que se han ido haciendo un hueco en las noches de juerga, como la gammahidroxibutirato (GHB) –mal llamado éxtasis líquido– y la ketamina, un anestésico veterinario. "En los últimos años tenemos la sospecha de que en Madrid se han podido cometer entre ocho y diez violaciones mediante este procedimiento, pero no hay forma de contabilizar este tipo de delitos. Sí es cierto que cuando se tiene la constancia de que la mujer no es consumidora de drogas, no ha bebido mucho y dice haber perdido el conocimiento o haber estado semiinconsciente, todo parece indicar que le han administrado alguna droga sin saberlo para abusar de ella. Un análisis toxicológico ayudaría mucho", explican fuentes de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid. La escasez de denuncias –muchas veces por la amnesia sufrida– y la ausencia de análisis de sustancias estupefacientes en el organismo frenan el esclarecimiento de este tipo de agresiones. "El protocolo que tienen policía y hospitales es realizar reconocimientos ginecológicos y un análisis de enfermedades infecciosas, pero muy pocas veces buscan drogas. En las violaciones, la víctima es testigo de cargo porque no suele haber testigos, pero aquí nos encontramos con mujeres que no suelen recordar nada", dice Tina Alarcón. Si en Francia la sustancia más común para la comisión de estos delitos es la benzodiacepina (el Rohypnol se encuentra en este grupo de fármacos), en España se ha incorporado con fuerza la denominada escopolamina (burundanga en Colombia o Ecuador), un alucinógeno que se extrae de una flor. Se sospecha que la mayoría de las agresiones se han cometido entre las mujeres de la comunidad latinoamericana. Hace menos de un año, en Madrid, una chica colombiana de 16 llamada Jennifer acudió a la sede de la asociación que preside Tina Alarcón. "No quería poner denuncia, sólo contarnos que había conocido en un chat de internet a un chaval de su barrio, también colombiano. Intimaron y un día él la invitó a su casa a escuchar música, a tomar algo. Ella bebe un café y lo único que recuerda es que amaneció en ropa interior, desorientada, sin saber lo que había ocurrido durante toda la noche", explica Alarcón. Para ella, el uso de drogas que facilitan el asalto sexual debería ser un agravante, "incluso si las ha tomado voluntariamente, porque la víctima es vulnerable y los efectos pueden llevar a la inconsciencia y la amnesia". Casi todas las drogas citadas anteriormente provocan la eliminación de recuerdos, somnolencia, incomunicación, alucinaciones o vómitos. De hecho, el no saber que se ha ingerido una sustancia psicoactiva favorece que los efectos sean más potentes, que la sensación de conmoción y extrañeza sea mayor, y más aún si se ha consumido alcohol. Para los forenses franceses, la realización de pruebas toxicológicas en las primeras 24 horas es clave para aclarar estas agresiones. Estas drogas se metabolizan por la orina, el sudor o las terminales capilares. Desde los Mossos D’Esquadra –policía autonómica catalana– se admite la existencia de casos, pero también su difícil demostración. "Ha habido una especial alarma con la GHB, droga recreativa que en dosis bajas puede aumentar la sociabilidad y la desinhibición, pero que a dosis más altas provoca la pérdida del control temporal, de la situación y puede llegar a establecer cuadros de coma pasajeros; pero la mayoría de la veces la víctima no dice qué ha consumido, ni sabe si le han echado algo…". Aunque se habla casi siempre de drogas ilegales o plantas milenarias, es sin duda el alcohol la sustancia legal que más aparece en agresiones sexuales. En el Reino Unido es el elemento psicoactivo más implicado en violaciones, y en Estados Unidos aparece en dos terceras partes de los casos. La GHB o el flunitrazepam sólo se detectaron en el 3 por ciento de las agresiones denunciadas. En Francia, que la víctima esté borracha es una circunstancia que agrava la pena, pero no si se demuestra que la agredida consumió, sin saberlo, algún tipo de droga. De hecho, los forenses franceses recuerdan un caso de 1996, cuando el agresor abusó de una mujer embarazada, a la que le suministró una droga hipnótica. Los jueces valoraron como agravante el estado de gestación y no el que fuese drogada. Los forenses terminan preguntándose por qué una violación donde se han usado drogas para anular a la víctima se considera menos grave que la violación bajo la amenaza de un arma de fuego. "¿No pueden convertirse algunas drogas en armas químicas?" (dicen).


Del "beso del sueño" al "drink detective". A finales de los 80 y los 90 se hizo famoso el beso del sueño, la estrategia utilizada por algunas prostitutas para dormir al cliente, echándole Rohypnol u otras sustancias narcóticas, y así aprovechar y robarle. Es en esas fechas y en ese contexto de paranoia cuando aparecieron en Estados Unidos y Reino Unido unos bastoncillos que se introducían en la bebida y avisaban de si la copa portaba alguna droga. Ahora, y ante la aparición de casos de delitos sexuales en los que se utilizan drogas alucinógenas e incapacitantes, se ha vuelto a comercializar el drink detective, una especie de test de benzodiacepinas, GHB y ketamina. Con un cuentagotas se toma una muestra de la bebida y se echa sobre un papel secante que lleva reactivos para averiguar si el contenido del vaso no es lo que parece. En España aún no se ha puesto de moda.


Escopolamina, la droga que anula la voluntad. También llamada burundanga en Suramérica, este hipnótico se extrae de una flor que ya se utilizaba en las culturas precolombinas. Absorbida por la piel o mezclada con la bebida o los alimentos, puede llegar a suprimir totalmente la voluntad de la víctima en apenas unos minutos. En dosis altas puede provocar estados de coma e incluso la muerte.



GHB en la fiesta y en el delito. Anestésico depresor que se vende bajo la falsa denominación de éxtasis líquido, cuando nada tiene que ver con el éxtasis, un psicoestimulante. Líquido incoloro, inodoro e insípido que se ha puesto de moda en las noches de fiesta pero que a dosis altas puede provocar estados de coma reversibles. Se sospecha que puede estar detrás de estos delitos.


Rohypnol un ansiolítico con leyenda negra. Nombre comercial de un fuerte ansiolítico que se encuadra en el grupo de las benzodiacepinas. Sustancia sedante y depresora del sistema nervioso central, provoca una amnesia anterógrada (olvido de acontecimientos próximos). A finales de los 80 era la favorita de algunas prostitutas para llevar a cabo el beso del sueño (dormir al cliente para robarle). Información.

MUJERES INDEFENSAS ANTE LA VIOLACIÓN CON DROGA

VÍCTIMA DE LA DROGA EN UN BURDEL DE MASPALOMAS

BURUNDANGA REPORTAJE ESCALOFRIANTE

VULNERABLES ANTE LA ESCOPOLAMINA

DROGA PARA ANULAR LA VOLUNTAD


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS

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