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La delincuencia corrompe
La corrupción generalizada debe ser
preocupación ciudadana, porque es un mal corrosivo que, de no
detenerse, acabará con las instituciones sociales. En un seminario
se tratará el tema a partir de mañana a las 5:30 p.m.
HERASTO REYES hreyes@prensa.com
La corrupción se ha convertido en el mal del
siglo XXI, heredada de las epidemias que dejó el siglo XX. Toca
todos los niveles: copa el poder y salpica a todos los estratos
sociales. Se extiende desde Washington hasta Moscú, sin dejar confín
de la tierra en el que no tenga sus tentáculos y manifestaciones.
Cubre las más diversas actividades humanas, pero es en el campo de
los negocios ilegales en los cuales tiene mejor abonado su
terreno.
Panamá no está exenta de este flagelo. Desde la coima que se
paga al policía de tránsito hasta los manejos turbios con los jueces
y autoridades de la justicia, que buscan, en ambos casos, favores
inmerecidos. Es Panamá, por ser un país de tránsito, la vía por la
cual los corruptos establecen sus redes en procura del dominio de
los mercados internacionales de la droga y el lavado de
dinero.
Las huellas que dejan los corruptos no son fáciles de
detectar, pero los daños deterioran gravemente a las instituciones
de la democracia, de la justicia y de la sociedad. Esos males se van
afincando poco a poco en la conciencia negativa de los pueblos que
llegan, con el correr del tiempo, a ver como ‘‘normales’’ las
actitudes corruptas. ¿Por qué no pasarle una coima al agente de
tránsito si eso resuelve todo? ¿Para qué denunciar a los
narcotraficantes si las autoridades parece que apadrinan sus
actividades y nada se logra?
En
fin, la corrupción parece no tener límites; pero eso no indica que
quienes se oponen a este tipo de conducta se queden con los brazos
cruzados y miren los toros desde la barrera.
La
Universidad del Istmo y el Centro Internacional de Criminología han
organizado el Primer Seminario Internacional sobre Delincuencia
Organizada y Corrupción, que se verificará a partir de mañana martes
18 de julio del 2000 hasta el jueves 20, en los locales de la citada
Universidad (antiguo colegio María Inmaculada en la avenida Justo
Arosemena).
En
la organización del seminario participan Marco Londoño, decano de la
facultad de Derecho de la Universidad del Istmo; Rafael Sánchez
Armas, director del Centro Internacional de Criminología, y Orlando
Carrasquilla, director adjunto del citado Centro.
Londoño explica los objetivos: ‘‘dado que en el país la
corrupción se adentra cada vez más, es parte del modus vivendi
del panameño, los valores se han perdido, nosotros tenemos, como
centro educativo y como docentes universitarios preocupados por el
problema, que sembrar en la población nacional la inquietud de que
hay que ponerle un alto a la corrupción’’.
Se
trata, según el decano Londoño, de que la Universidad, como centro
que quiere levantar los valores y la moral de la ciudadanía y formar
profesionales con éxito, impulse una toma de conciencia sobre el mal
que representa la corrupción. ‘‘Buscamos fomentar la formación de
profesionales íntegros con valores éticos, hombres de trabajo,
hombres de lucha, porque para eso se está estudiando. Es decir,
formar profesionales que busquen la erradicación de las
manifestaciones corruptas que le hacen daño al país’’.
Rafael Sánchez Armas es un canario que ha dedicado esfuerzos
internacionales a la denuncia de la corrupción, tanto en España como
en los grandes centros de poder, con el seminario que ha organizado
junto con la Universidad del Istmo busca abrir las puertas para que
el tema sea discutido en los distintos países de América Latina.
Después de Panamá, el Centro Internacional de Criminología espera
montar actividades similares en Colombia, Argentina y México en los
próximos meses.
Sánchez considera que la coordinación entre el Centro que él
dirige y la Universidad del Istmo, para trabajar contra la
corrupción, es un paso en el propósito de instalar el Centro
Internacional de Criminología en la Ciudad del Saber, la proyectada
entidad de estudio e investigación que operará en terrenos
revertidos a Panamá después del retiro definitivo del ejército
norteamericano del Istmo.
El
proyecto de la Ciudad del Saber es ‘‘fantástico’’, dice, y puede
permitir que el Centro Internacional de Criminología tenga un
trampolín adecuado para el combate internacional a la delincuencia
organizada y a la corrupción ‘‘que a mi modo de ver son lo
mismo’’.
Sánchez explica que la mafia tiene dos ramas: la activa y la
pasiva. ‘‘La activa es la que mata y la pasiva es la que está
compuesta por los sectores corruptos de los políticos, los abogados,
los periodistas...’’
Al
hablar de la corrupción y tomar el ejemplo de la denuncia hecha por
el diario español El Mundo en relación con la corrupción de
menores en Panamá (‘‘condenable desde todo punto de vista’’),
Sánchez denuncia que ‘‘hay una mentalidad neocolonialista’’. Critica
severamente a Pedro J. Ramírez, director del citado periódico,
porque ‘‘no tiene autoridad moral, calla los actos de corrupción e
inmoralidad de sus amigos políticos o aquellos en donde él ha
participado’’.
Hay una práctica neocolonialista, dice Sánchez, ‘‘tanto en lo
periodístico como en lo judicial’’. Anota, para ejemplificar esas
actitudes, en el terreno judicial, que ‘‘Baltazar Garzón se está
proyectando internacionalmente a costa del desgraciado dictador de
Chile, Augusto Pinochet, que fue puesto por Estados Unidos, en 1973,
para que defendiera los intereses de multinacionales como la ITT o
¿es que nos hemos olvidado?, ¿nos hemos olvidado de la defensa de
Pinochet a los intereses de la minería británica?, ¿quién le hace el
boicot al presidente Salvador Allende? Entonces, ahora, Pinochet es
la bestia maldita... ¿Por qué Baltazar Garzón no se mete con los
norteamericanos y los británicos?’’
Al
hablar del narcotráfico como fuente de corrupción, Sánchez afirma
que ‘‘el narcotráfico va a arrastrar el estado de derecho a una
situación caótica. El mundo está cayendo en una pendiente, yo no sé
si reversible’’.
Allí entran en juego Rusia y algunos países de Europa
oriental y se convierten en el máximo peligro que hay para
occidente. ‘‘Lo que hace 10 años (cuando cayó la Unión Soviética) se
vio como una jugada maestra de la política del presidente
norteamericano Ronald Reagan, hoy se ha convertido en un problema
terrorífico para el mundo libre. ¿Por qué?, porque en la Rusia de
hoy se blanquea todo lo que se puede blanquear. ¿Qué se puede hacer,
si Rusia tiene la bomba atómica? Ese es un problema gigantesco para
occidente’’.
De
allí parte la preocupación de algunos organismos y agencias
financieras internacionales en el tema de la corrupción, ‘‘lo que
pasa es que el mundo capitalista está viendo amenazado su monopolio
con el surgimiento de otro monopolio terrorífico, que cada vez es
más difícil de acabar y el peligro de guerra se acentúa con el paso
del tiempo. En otras palabras: hay un conflicto de intereses entre
el mundo capitalista y la mafia activa’’.
En
Rusia, según Sánchez, se ha creado el sindicato mundial del crimen:
la mafia rusa, la mafia italo-norteamericana, las sociedades
asiáticas y los carteles de la droga suramericanos, ‘‘eso es un ente
poderosísimo, ahora mismo no se sabe quién trabaja para la mafia y
quién no’’. Es difícil, según los planteamientos de Sánchez,
enfrentar a este poder porque la mafia tiene la capacidad de alienar
a los pueblos y convertirlos en conformistas. Sin embargo, el hecho
de que cada vez se hable más del tema puede ayudar ‘‘a que la gente
tome conciencia del problema y lo enfrente’’.
Para el decano Londoño, la posición geográfica de Panamá y la
debilidad del aparato judicial contribuyen al crecimiento de las
conductas y prácticas corruptas.
Orlando Carrasquilla corrobora con una serie de ejemplos el
planteamiento de Londoño y anota que ‘‘el clamor de la sociedad es
que la justicia actúe, pero que actúe en el momento y no con el
letargo que lo hace en la actualidad’’.
Carrasquilla ve la necesidad de ‘‘complementar todas las
actividades de las autoridades judiciales y policiales y elaborar
una política criminal coherente, que debe partir del hecho de que
las personas tienen que comer, deben tener un salario adecuado para
subsistir; en el momento que no se consideren estas condiciones
sociales, se va a reflejar el mal en la ola de violencia que estamos
viviendo’’.
Para Londoño es difícil probar la corrupción en el aparato
judicial o político porque los corruptos buscan los más escondidos
ángulos legales para argumentar a su favor. Cita el ejemplo de un
juez que debe actuar con criterio propio en la interpretación de la
ley, pero no actúa así en procura de favorecer a un narcotraficante
con el que tenga contactos; desde el punto de vista legal, él
argumenta que esa es su interpretación de la ley y ¿quién puede
comprobar lo contrario? ‘‘Se sabe que ese juez no ha actuado
correctamente, pero sus superiores, los magistrados, no dicen nada,
no investigan, no resuelven’’.
Hay que anotar que las autoridades del órgano Judicial y del
Ministerio Público, que fueron invitados para que participaran en el
Primer Seminario Internacional sobre Delincuencia Organizada y
Corrupción, después de haberse comprometido a asistir y plantear lo
que consideraran conveniente, se echaron para atrás.
Fue invitada, según los organizadores, Graciela Dixón,
magistrada de la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, pero a
las finales optó por la inasistencia al seminario.
La
procuradora general de la Administración, Alma Montenegro de
Fletcher, o un representante suyo, también se echó para atrás; como
lo hizo el jefe de medicatura forense del Ministerio Público,
Humberto Mas, quien tampoco disertará en el Seminario como había
sido invitado.
La
Policía Técnica Judicial (PTJ) tampoco acudirá a discutir los temas
de la corrupción; allí la invitación la recibió Aníbal Ramos quien
finalmente declinó la asistencia de algún representante de la
entidad policial de investigaciones judiciales.
Esto afectó el proceso de organización por lo que hubo que
cambiar la fecha de la reunión en dos ocasiones. Finalmente el
seminario se realizará a partir de mañana martes, 18 de julio, hasta
el jueves 20 a las 5:30 p.m. En la primera sesión se verificará un
acto protocolar de inauguración en la que participará Angela Arrue,
vicerrectora académica de la Universidad del Istmo.
Primer seminario internacional sobre delincuencia organizada y
corrupción
Organizadores:
Universidad del Istmo Centro
Internacional de Criminología
Expositores:
- Marcela Márquez,
directora del Instituto de Criminología de la Universidad de
Panamá.
- Aracelly de Casanova, del Ministerio de Gobierno y
Justicia.
- Jaime
Abad, ex director de la Policía Técnica Judicial.
- Omar
Garrido Morales, gerente de la empresa de seguridad
Gresinsa.
- Ramón
Alemán, ex secretario general del Tribunal Tutelar de
Menores.
- Victoria Figge, ex directora de la Unidad de Análisis
Financiero.
- Italo
Antinori, Defensor del Pueblo.
- Herasto
Reyes, periodista de investigación de La Prensa.
- Rafael
Sánchez Armas, director del Centro Internacional de
Criminología.
Coordinador:
- Marco Londoño,
decano de la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad del Istmo.
Lugar y
fecha:
Universidad del Istmo (avenida Justo Arosemena entre
calle 42 y 43, Bella Vista).
Los días
18, 19 y 20 de julio del 2000 de 5:30 a 9:00 de la
noche.
Precio
de inscripción:
Estudiantes: 10.00 balboas; profesionales: 20.00
balboas.
Metodología:
Cada día
se impartirán tres conferencias con amplios márgenes de tiempo
para las preguntas y participación de los asistentes.
Información adicional: Teléfonos:
227-8825, 618- 8978 y
632-2361. | |
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