Informe La delincuencia no tiene límites
Medardo Arias, Nueva York. Diego
Muñoz, España.Patricia Lee, Argentina. William Argüello, Chile.
Javier Simancas, Ecuador.
España es uno de
los países más afectados por bandas delincuenciales
colombianas. Robo y tráfico de estupefacientes, las
irregularidades más comunes. AFP / El
Pais | | El
caso más sonado fue el de Nueva York, esta semana, donde una
pandilla denominada la ‘banda de Codwise’ fue detenida por azotar la
zona de Queens, por una gran cantidad de robos a apartamentos. En
Chile, 56 connacionales se encuentran presos, entre ellos cuatro
mujeres. Sin embargo, sólo el 10% es por delincuencia común. Los
crímenes por encargo, modalidad utilizada en Ecuador.
Esta semana, cuando Nueva York y toda Colombia se enteraron
de la detención en la Gran Manzana de la temible ‘banda de Codwise’,
quedó al descubierto que la delincuencia común había sufrido un
fuerte golpe en las áreas de Queens.
Pero también quedó
demostrado que los robos de apartamentos que se presentaban a diario
en este condado neoyorquino tenían sello colombiano.
La
pandilla, que adquirió su nombre por la calle donde realizó sus
primeros robos, fue desvertebrada con la captura de 35 de sus
miembros.
Sin embargo, la gran sorpresa de las autoridades
fue descubrir que la banda estaba integrada por miembros de una
misma familia. Además, todos provenientes de Cali.
Este caso
trajo a colación otros episodios en los cuales han estado
involucrados colombianos en delitos cometidos en el extranjero.
El Pais hace hoy un recorrido por diversos países en los que
bandas integradas por colombianos han hecho estragos.
CHILE.
Las cifras del Ministerio del Interior de Chile establecen que para
2003 la actividad de la delincuencia común organizada en el país se
incrementó en un 20% con respecto a la del 2002, cerca de la mitad
representada en la modalidad del robo con violencia.
Pero lo
más preocupante de dichas cifras gubernamentales es que fue la parte
norte del país (regiones I y II) la que mayor incremento presentó
con respecto a 2002, con un 46% ponderado.
Según los
Carabineros, de las 7.214 personas apresadas en 2002 y de las 7.986
en 2003 por delitos relacionados con narcotráfico en Chile, los
nacionales colombianos no alcanzan a llegar al 0,5% del total de los
detenidos.
Por ello, hasta ahora las autoridades de control
chilenas siguen catalogando como “casos aislados” aquellos que
involucran directamente a nacionales de Colombia en este tipo de
actividades ilícitas que paulatinamente crece en el país.
El
90% de los 56 colombianos presos actualmente en Chile (entre ellos 4
mujeres y 30 condenados a penas mayores de cinco años) es por
tráfico de estupefacientes.
Con respecto al 10% restante de
los colombianos encarcelados en Chile, según la Unidad de
Comunicaciones de Gendarmería de ese país, corresponde a otras
modalidades de delincuencia común organizada producto de homicidios,
asaltos a propiedad privada, violaciones (es el caso de Hugo Gómez
Padua), secuestros, estafas, prostitución y hasta delitos
electrónicos, como el descubierto el pasado 28 de abril: una banda
de cinco colombianos (Juan Briceño, Jorge Ayala, Humberto Hernández,
Leandro Tucuara, Iván García) y un peruano, dedicada a la
falsificación y clonación de tarjetas de crédito en la región
Metropolitana.
Aún así, Jaime Ansieta Antivilo, subcomisario
jefe de la Brigada Investigadora de Cibercrímenes de la Policía de
Investigaciones, sostiene que este sofisticado tipo de fraudes
tecnológicos en Chile sigue siendo manejado por bandas de origen
venezolano.
ARGENTINA. En los últimos dos años hay un salto
en la cantidad de colombianos detenidos en Argentina, según Gabriel
Dias, asesor jurídico del Consulado de Colombia en Buenos Aires.
Actualmente hay 45 presos, de los cuales 6 son mujeres, en
distintas unidades penitenciarias de las provincias de Buenos Aires,
Río Negro, Neuquen, Chaco, Misiones, Jujuy y Córdoba.
A los
detenidos se agrega una población fluctuante de personas que han
gozado del beneficio de la excarcelación o de la libertad
condicional, muchos de los cuales están prófugas.
En total,
Dias calcula que son más de cien los colombianos con causas
procesales. “Un salto exponencial, si se considera que hace diez
años, cuando empecé a asesorar al Consulado, había siete detenidos”,
afirma.
La cantidad se ha duplicado en los últimos tres
años, estima Dias, porque ha aumentado la cantidad de ‘mulas’, y se
han descubierto organizaciones internas que ya estaban operando en
el país para el tráfico de droga.
Hay una nueva modalidad
delictiva, que es ingresar con pasaportes falsos —bolivianos,
mexicanos, venezolanos— no se sabe si con el objetivo de quedarse en
el país o de viajar a Europa y conseguir mayores beneficios. Como la
falsedad en el pasaporte es un delito excarcelable, muchos de ellos
salen y luego se fugan.
El 99% son detenidos por delitos
vinculados con el tráfico de drogas. De ellos, 31 están siendo
procesados, y 14 ya han sido condenados. Alrededor de 20 están en
libertad condicional, y, tomando a los que han sido excarcelados, el
número supera el centenar.
ECUADOR. El secuestro, blanqueo
de dinero proveniente del narcotráfico y en menor proporción los
asesinatos por encargo, son las tres principales actividades
delictivas de colombianos en el Ecuador.
Un informe de la
Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos, Aldhu, señala que el
año pasado en la provincia norteña del Carchi se perpetraron
alrededor de unos cien secuestros momentáneos.
Estos
secuestros, en un 80%, según la Policía Antisecuestros, Unase,
fueron realizados por bandas de colombianos que entraron a
territorio ecuatoriano sin contratiempos. En esta modalidad
delictiva, las víctimas son retenidas por horas hasta que las
familias entreguen dinero y si no lo tienen, electrodomésticos como
radios, aparatos de televisión , lavadoras, refrigeradoras.
1.500 colombianos ilegales
ingresan anualmente por las fronteras terrestres y
marítimas a EE.UU., muchos de ellos a través de Tijuana
o
Arizona. | | En
los 32 casos resueltos estuvieron involucrados sólo cinco
colombianos. La Policía asegura que la exclusión de las bandas
colombianas se debe a que los delincuentes ecuatorianos aprendieron
de sus socios y formaron sus propias bandas.
Por su parte,
el año pasado en la población fronteriza de San Lorenzo, provincia
de Esmeraldas, fue asesinada una familia. Los autores fueron
colombianos que ingresaron por el río Mataje. Fue un crimen por
encargo. La Policía no ha registrado más casos de sicariato o
asesinatos de este tipo.
La Dirección Nacional de
Rehabilitación Penal, que controla todas las cárceles del país, no
tiene datos precisos sobre el número de colombianos detenidos,
debido a que muchos tienen una falsa identificación y aparecen como
ecuatorianos. No obstante, las estadísticas señalan que al menos hay
unos 800 presos. De este número el 70% está detenido por tráfico y
tenencia de cocaína.
La Constitución Política del Ecuador
determina que por delitos menores los presos que no hayan sido
sindicados en firme, en seis meses deberán ser puestos en libertad
inmediatamente. Para delitos mayores, si en un año no son
sentenciados, también se acogen a esta disposición y pueden salir
libres.
La mayoría de los abogados recomiendan a sus
defendidos obstruir los procesos penales para aprovechar esta norma
legal.
Recientemente una huelga en las cárceles de Quito y
Guayaquil fue protagonizada por colombianos, exigiendo el
cumplimiento de estas disposiciones y su repatriación para cumplir
el resto de sus condenas en el país.
Al respecto existe un
tratado binacional entre Ecuador y Colombia que no ha podido ser
ejecutado por falta de reglamento.
Bandas asaltan en
España
El pasado 28 de abril la Policía de Madrid
desbarató una banda que se dedicaba al robo de oficinas y
apartamentos. En la operación fueron detenidos tres colombianos.
La banda robaba en especial chequeras, utilizaba los cheques
en blanco, falsificaba la firma y cobraba menos de tres mil euros,
pues a partir de esta cifra, es necesario mostrar una
identificación.
“Llegaban al banco --dice el agente Camara,
de la Guardia Civil-- siempre hablando por el teléfono móvil,
pasaban el cheque, lo cobraban y se marchaban sin dejar de hablar
por el teléfono. Unas veces se iban hasta Sevilla a cometer las
estafas”.
Dos de los colombianos figuran como irregulares y
con cuatro entradas a la cárcel cada uno.
Estos delitos,
robo o asalto, sumados al tráfico de drogas, son los que más cometen
los colombianos. No existe una cifra exacta de cuántos hay en las
cárceles, porque algunos no han sido juzgados y porque dentro del
mismo saco, el de los detenidos, se meten aquellos que han sido
retenidos sin tener el permiso de residencia y a los cuales se les
sigue una orden de expulsión.
Hace dos años las bandas de
sicarios lograron despertar un clima de desconfianza y temor hacia
los colombianos en la sociedad española.
Tiroteos en las
calles, persecuciones, homicidios a sangre fría por venganzas o
malos negocios, y la muerte de un policía en una requisa a dos
colombianos, dispararon las alarmas.
Pocas personas se
atrevían a contratarlos. Pero los golpes de la Policía y las
constantes batidas lograron el efecto de rebajar la temperatura al
clima de violencia en las calles de las grandes ciudades españolas,
en especial, Madrid.
Bajos índices en EE.UU.
El Departamento de Estado lleva estadísticas concretas
con respecto al tráfico de drogas por parte de colombianos en
Estados Unidos; no así en lo referente a la delincuencia común por
parte de nacionales de este país.
Aquí las cifras atañen a
un grupo concreto, sin distingos de nacionalidad: hispanos. En este
mismo saco caben mexicanos, salvadoreños, colombianos, panameños,
etc. Situación similar se presenta en Canadá donde los delitos
comunes cometidos por colombianos están dentro de los bajos índices.
En EE.UU. decenas de colombianos jóvenes son ‘dillers’
-vendedores callejeros de droga- en ciudades como Nueva York, Miami,
San Francisco y Los Ángeles; otros lavan dinero a través de giros y
algunos han cumplido misiones sicariales.
Es la primera vez,
en este abril, que la justicia estadounidense captura a una banda de
apartamenteros colombianos que obraba como organización familiar en
Nueva York. En la década de los 80 se registraron casos aislados de
asaltos a joyerías, cometidos de manera unipersonal por colombianos,
y en los registros carcelarios y de comisarías, las estadísticas
referentes a robo a mano armada, violación, violencia doméstica o
abuso familiar, no superan los cien casos en la última década.
Con la ‘banda de Codwise’, integrada por caleños, los dos
únicos casos que pusieron el nombre de Colombia en las páginas
judiciales de EE.UU., tuvieron que ver con una dama bogotana esposa
de un espía ya condenado en 1995, y la muerte de un hombre arrollado
por su propia esposa colombiana, en el garaje del edificio donde
residían, en septiembre del año pasado, después de sufrir una crisis
de celos.
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