Guayaquil, 03 de Septiembre de 2010
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Actualizado: 11:56:14 PM
El mundo la formó, la tensión y el riesgo a ser descubierta le fascinan, la hace vivir.
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Los guardianes... ¡del sueño!
“El sexo sobre las tumbas me excita”

En la calle no vende su cuerpo, únicamente lo ofrece en el cementerio
“El sexo sobre las tumbas me excita”
Tiene el anhelo de hacerlo en las mesas de la morgue, donde realizan autopsias a los muertos. Afirma que ese es su sueño prohibido.

Vicente Chonillo Yanqui.
Fotos de Alfredo Piedrahita.
Dibujo de Adrián Peñaherrera

“Me gusta, me atrae hacer el amor en lugares lúgubres como el cementerio...es algo que no depende de mí.

Esa experiencia singular fue, es y será la más fascinante que puedo encontrar en este mundo.

Desde pequeña me apasionó el riesgo, incluso el miedo que sentía cuando mi padre golpeaba a mi mamá se convertía en ataque de risa y no me producía llanto.

El pánico que otros le tienen a los muertos a mí me excita. Aún tengo el sueño de hacer el amor en la morgue, ojalá no muera antes de convertirlo en realidad.

Muchos dirán que estoy loca, pero solo yo me entiendo”.

SIN AMOR EN LA CASA
“Nunca tuve un hogar, menos un guía. Mi madre se la pasaba trabajando y la furia que le tenía a mi padre por la poca atención que le daba la desquitaba con nosotros.

Yo acaparaba la mayor parte de los golpes puesto que era la mayor.

Mi nombre real es Angela, pero en el trabajo me dicen “Eva”. Mientras conversábamos su mirada se perdió al recordar que su madre nunca le exigió estudiar.

“Mi hermano de cobrador de colectivo no pasa y ahora está lleno de hijos; él habita en El Recreo mientras que yo trato de sobrevivir”.

“Te cuento: cada vez que venía mi mal llamado padre a la casa, era solo para acostarse con mi mamá.

A a mí no me gustaba, pero a ella sí, sin que le dé un solo centavo para nuestra manutención, y cuando le reclamaba, las discusiones terminaban en los golpes; para nosotros eso era algo común”.

A LOS 12 MUJER
“Tal vez eso me llevó a dar mi mal paso a los 12 años. Mi primo Víctor tenía 15 y al ver mi desarrollo corporal comenzó a inquietarme, despertando mis sentidos.

Con él empecé a descubrir lo que era el sexo. Sin yo saberlo, mi primo hacía conmigo lo mismo que mi padre con mi madre: se satisfacía solo.

Yo desconocía muchas cosas acerca del sexo, no sentía placer, solo tenía que abrir las piernas.
Así pasamos hasta cuando cumplí 18 años.

Cuando vi que ya ni calzones tenía, entonces le pedí dinero a mis progenitores que se encontraban ese día en el mal llamado “hogar”, recibiendo la recomendación franca y sincera: “trabaje hija o consígase marido”.

Pensé que mi única salida era Víctor, mi poco entender me llevó donde él, y cuando le exigí dinero me dijo que nunca abusó de mí porque yo lo buscaba.

En cierta forma era verdad, me dejaba llevar por la emoción y lo obligaba a hacerlo detrás de la puerta.

En muchas ocasiones mi madre casi nos pilló.

Ella salía desde la cocina aliñando el pescado que vendía por las noches, cerca de la bajada del puente en Durán.
Mi primo, quien vivía a pocas cuadras, después de esto desapareció.

EN EL CEMENTERIO ES MEJOR
Así que, no me quedó más remedio que salir a ganarme la vida por mis propios medios. Conseguí un trabajo en una casa lavando, cocinando y cuidando a un niño, hijo de una vecina, pero no me gustó pues el trabajo era aburrido y mal pagado.

Posterior a eso conocí al guardián del cementerio de Durán, quien me decía cada cosa cuando pasaba por ahí.

Este hombre era mayor, tenía 48 años y con hijos de mi edad, incluso mayores.

Sin querer queriendo le fui parando bola hasta que al final estaba con un hombre casado y con hijos.

A este tipo le temblaban las piernas cuando hicimos el amor en el camposanto, porque el muy coñón no tenía dinero para un motel. Lo hicimos al lado de una bóveda y me gané cinco dólares.

Era la primera vez que cobraba por mis servicios, además sentí una excitación total, increíble.

Desde ese tiempo comencé a recorrer los cementerios de la ciudad en busca de clientes, convencida que la excitación que me causaban estos sitios no la iba a encontrar en parte alguna.

Dentro de los cementerios hay muchos lugares ocultos donde se lo puede hacer y en los que tarde o temprano te pueden descubrir, lo que aumenta aún más la excitación.

Lo he hecho en el camposanto del batallón del suburbio.

En otras ocasiones lo hice en el Cementerio General, detrás del monumento de Rocafuerte, llegando al cerro, uno de mis sitios preferidos.

Nunca faltan mis clientes ocasionales, usualmente borrachitos u hombres misteriosos que gustan de la tranquilidad que inspira un camposanto.

En el Parque de la Paz lo hice una sola vez con uno de los guardias. Este no se aguantó y apenas me vio me llevó loma abajo.

Fue la mejor experiencia porque el cielo, el césped y las lápidas daban un tinte distinto.

A mí solo me basta con pasearme por el cementerio y pescar rápidamente un morboso, al que le digo que si tiene 10 dólares lo hacemos; pero hay otros que quieren llevarme a moteles y no les acepto.

Conozco a los guardias y personal de estos lugares, además tengo un cliente fijo por la puerta 13 que pinta las lápidas. Cuando me ve por el sector ya sabe y lo hacemos.

¿Sabes la leyenda de la Dama Tapada?
Un cliente que tuve hace un año me la contó y me dijo que el espíritu de esa mujer que fue prostituta se había encarnado en mí.

Le dije que estaba loco y que a mí solo me gusta el riesgo, además estoy viva y ando destapada.

¿Te cuidas del SIDA?
Por supuesto, tengo condones a la mano, siempre los utilizo. Por eso mi primo nunca me embarazó, tal vez es lo único digno de este sinvergüenza.

¿Hasta cuÁndo seguirás con esta afición?
Como te dije antes, mi sueño es hacer el amor en las morgues, con los doctores que abren a los muertos, pero con un cadáver al lado como testigo mudo.

Con el tiempo tendré que buscar marido y sentar cabeza, ya tengo 27 años y creo que está llegando el momento que piense distinto, pero hasta entonces “viva la vida, porque después de muerto ya el cementerio lo tendré solo para que me entierren, nada más, ¡qué aburrido!”.

¿Crees en Dios?
Sí, solo en Dios, pero no en los curitas ni en los hermanitos evangélicos, porque se dicen dueños de la verdad que a ellos les beneficia.Pienso que el Todopoderoso juzgará mi vida porque en Él creo y punto.

Y te digo la “neta”, no sé por qué todos se asombran de mi afición a los cementerios. ¿Acaso las personas no tienen fantasías sexuales?

Ojo, vivan la vida que cualquier momento se mueren amargados y frustrados por no hacer lo que les gusta.

Al despedirnos quedó envuelta en las luces psicodélicas, el humo del cigarrillo y el olor a licor de su mundo.

Reflexionando supe que había dialogado con alguien diferente a quien se le notaba la ansiedad de tomarse la vida en un solo sorbo.

Ella es un mundo aparte, ¿será que quiere cobrarle algo a la vida o en realidad es el espíritu de la “dama tapada” encarnada en ella?. Juzguen ustedes...

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