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El mundo la formó, la tensión
y el riesgo a ser descubierta le fascinan, la hace
vivir. |
opciones |
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En la calle no vende su cuerpo, únicamente
lo ofrece en el cementerio “El
sexo sobre las tumbas me excita” Tiene
el anhelo de hacerlo en las mesas de la morgue, donde realizan
autopsias a los muertos. Afirma que ese es su sueño
prohibido.
Vicente Chonillo Yanqui. Fotos de Alfredo
Piedrahita. Dibujo de Adrián Peñaherrera
“Me gusta, me atrae hacer el amor en lugares lúgubres como el
cementerio...es algo que no depende de mí.
Esa experiencia
singular fue, es y será la más fascinante que puedo encontrar en
este mundo.
Desde pequeña me apasionó el riesgo, incluso el
miedo que sentía cuando mi padre golpeaba a mi mamá se convertía en
ataque de risa y no me producía llanto.
El pánico que otros
le tienen a los muertos a mí me excita. Aún tengo el sueño de hacer
el amor en la morgue, ojalá no muera antes de convertirlo en
realidad.
Muchos dirán que estoy loca, pero solo yo me
entiendo”.
SIN AMOR EN LA CASA “Nunca tuve un hogar,
menos un guía. Mi madre se la pasaba trabajando y la furia que le
tenía a mi padre por la poca atención que le daba la desquitaba con
nosotros.
Yo acaparaba la mayor parte de los golpes puesto
que era la mayor.
Mi nombre real es Angela, pero en el
trabajo me dicen “Eva”. Mientras conversábamos su mirada se perdió
al recordar que su madre nunca le exigió estudiar.
“Mi
hermano de cobrador de colectivo no pasa y ahora está lleno de
hijos; él habita en El Recreo mientras que yo trato de sobrevivir”.
“Te cuento: cada vez que venía mi mal llamado padre a la
casa, era solo para acostarse con mi mamá.
A a mí no me
gustaba, pero a ella sí, sin que le dé un solo centavo para nuestra
manutención, y cuando le reclamaba, las discusiones terminaban en
los golpes; para nosotros eso era algo común”.
A LOS 12 MUJER “Tal vez eso me llevó a dar mi
mal paso a los 12 años. Mi primo Víctor tenía 15 y al ver mi
desarrollo corporal comenzó a inquietarme, despertando mis sentidos.
Con él empecé a descubrir lo que era el sexo. Sin yo
saberlo, mi primo hacía conmigo lo mismo que mi padre con mi madre:
se satisfacía solo.
Yo desconocía muchas cosas acerca del
sexo, no sentía placer, solo tenía que abrir las piernas. Así
pasamos hasta cuando cumplí 18 años.
Cuando vi que ya ni
calzones tenía, entonces le pedí dinero a mis progenitores que se
encontraban ese día en el mal llamado “hogar”, recibiendo la
recomendación franca y sincera: “trabaje hija o consígase marido”.
Pensé que mi única salida era Víctor, mi poco entender me
llevó donde él, y cuando le exigí dinero me dijo que nunca abusó de
mí porque yo lo buscaba.
En cierta forma era verdad, me
dejaba llevar por la emoción y lo obligaba a hacerlo detrás de la
puerta.
En muchas ocasiones mi madre casi nos pilló.
Ella salía desde la cocina aliñando el pescado que vendía
por las noches, cerca de la bajada del puente en Durán. Mi primo,
quien vivía a pocas cuadras, después de esto desapareció.
EN EL CEMENTERIO ES MEJOR Así que, no me
quedó más remedio que salir a ganarme la vida por mis propios
medios. Conseguí un trabajo en una casa lavando, cocinando y
cuidando a un niño, hijo de una vecina, pero no me gustó pues el
trabajo era aburrido y mal pagado.
Posterior a eso conocí al
guardián del cementerio de Durán, quien me decía cada cosa cuando
pasaba por ahí.
Este hombre era mayor, tenía 48 años y con
hijos de mi edad, incluso mayores.
Sin querer queriendo le
fui parando bola hasta que al final estaba con un hombre casado y
con hijos.
A este tipo le temblaban las piernas cuando
hicimos el amor en el camposanto, porque el muy coñón no tenía
dinero para un motel. Lo hicimos al lado de una bóveda y me gané
cinco dólares.
Era la primera vez que cobraba por mis
servicios, además sentí una excitación total,
increíble.
Desde ese tiempo comencé a recorrer los
cementerios de la ciudad en busca de clientes, convencida que la
excitación que me causaban estos sitios no la iba a encontrar en
parte alguna.
Dentro de los cementerios hay muchos lugares
ocultos donde se lo puede hacer y en los que tarde o temprano te
pueden descubrir, lo que aumenta aún más la excitación.
Lo he hecho en el camposanto del batallón del suburbio.
En otras ocasiones lo hice en el Cementerio General, detrás
del monumento de Rocafuerte, llegando al cerro, uno de mis sitios
preferidos.
Nunca faltan mis clientes ocasionales,
usualmente borrachitos u hombres misteriosos que gustan de la
tranquilidad que inspira un camposanto.
En el Parque de la
Paz lo hice una sola vez con uno de los guardias. Este no se aguantó
y apenas me vio me llevó loma abajo.
Fue la mejor
experiencia porque el cielo, el césped y las lápidas daban un tinte
distinto.
A mí solo me basta con pasearme por el cementerio y
pescar rápidamente un morboso, al que le digo que si tiene 10
dólares lo hacemos; pero hay otros que quieren llevarme a moteles y
no les acepto.
Conozco a los guardias y personal de estos
lugares, además tengo un cliente fijo por la puerta 13 que pinta las
lápidas. Cuando me ve por el sector ya sabe y lo hacemos.
¿Sabes la leyenda de la Dama Tapada? Un
cliente que tuve hace un año me la contó y me dijo que el espíritu
de esa mujer que fue prostituta se había encarnado en mí.
Le
dije que estaba loco y que a mí solo me gusta el riesgo, además
estoy viva y ando destapada.
¿Te cuidas del SIDA? Por supuesto, tengo
condones a la mano, siempre los utilizo. Por eso mi primo nunca me
embarazó, tal vez es lo único digno de este sinvergüenza.
¿Hasta cuÁndo seguirás con esta afición? Como
te dije antes, mi sueño es hacer el amor en las morgues, con los
doctores que abren a los muertos, pero con un cadáver al lado como
testigo mudo.
Con el tiempo tendré que buscar marido y sentar
cabeza, ya tengo 27 años y creo que está llegando el momento que
piense distinto, pero hasta entonces “viva la vida, porque después
de muerto ya el cementerio lo tendré solo para que me entierren,
nada más, ¡qué aburrido!”.
¿Crees en Dios? Sí, solo en Dios, pero no en
los curitas ni en los hermanitos evangélicos, porque se dicen dueños
de la verdad que a ellos les beneficia.Pienso que el Todopoderoso
juzgará mi vida porque en Él creo y punto.
Y te digo la
“neta”, no sé por qué todos se asombran de mi afición a los
cementerios. ¿Acaso las personas no tienen fantasías sexuales?
Ojo, vivan la vida que cualquier momento se mueren amargados
y frustrados por no hacer lo que les gusta.
Al despedirnos
quedó envuelta en las luces psicodélicas, el humo del cigarrillo y
el olor a licor de su mundo.
Reflexionando supe que había
dialogado con alguien diferente a quien se le notaba la ansiedad de
tomarse la vida en un solo sorbo.
Ella es un mundo aparte,
¿será que quiere cobrarle algo a la vida o en realidad es el
espíritu de la “dama tapada” encarnada en ella?. Juzguen
ustedes... |