TELEMIERDA Y NEGOCIO

A los ya en vía de extinción y mal llamados reality show terminaron tildándolos de telebasura, con sobrada razón, en algunos países. Eso es lo que son, por los discutibles contenidos que manejan y la manera como éstos son puestos en escena, dejando de lado el respeto, la creatividad y los escrúpulos, invadiendo la intimidad de las personas, bajo el prurito de buscar lo diferente, lo atrayente... o lo más lucrativo. La "telerrealidad" se ha antepuesto a la prevalencia de los valores que debe tener toda sociedad que se respete, demostrando una irresponsabilidad sin límite de la televisión frente a lo que deben ver los colombianos. Lo que se ha impuesto es el signo pesos por lo rentable que resulta producir este tipo de espacios que, aunque baratos, saldrán caros cuando se mire con lupa la televisión que el país está produciendo. O no va a ser telebasura esto: cuadros que simulan sexo en vivo; enfrentamientos cara a cara en los que los participantes se tildan entre sí de "trepadora", "arpía" o "lobita"; vulgaridades al aire; revelaciones íntimas frente a la pantalla acerca de los defectos de padres y familiares, desnudando sus vicios e intimidades, llamándolos alcohólicos, prostitutas o drogadictos; salidas al aire de concursantes semidesnudas; una participante ebria que no encuentra licor y termina tomándose una botella de alcohol antiséptico, mientras la cámara la persigue y lo capta todo... millones de televidentes también, muchos de ellos niños. ¡Telebasura... pura telebasura! Estas escenas son las que los colombianos ven cada noche tras el montaje de los realities, una moda que llegó a los canales privados de la televisión colombiana cuando en otros países parece estar de retirada, pues finalmente se demostró que resultaban contraproducentes frente a las propias audiencias, las cuales se cansaron muy pronto de lo mismo y descubrieron las mentiras del negocio. Pero los productores están felices, el rating ha subido, los directivos se muestran eufóricos por el éxito, así muchas veces haya que sacrificar la permanencia de algunos de los concursantes que se atreven a hacer locuras que, de seguro, en sus propias vidas no harían. Pero el fin justifica los medios y Maquiavelo aquí hizo la tarea... también los productores. Todo por la plata, parodiando otro espacio, por la fama de llegar al mundo de la t.v., por la inmunidad al mejor estilo Robinson, o para no ganar el estigma de ser el amenazado de la semana por actuación o convivencia. Realities que pregonan una supuesta realidad, sin tapujos y al desnudo, con cámaras escondidas en los lugares más insospechados. Realidad que no resulta tal, pues queda en evidencia que se trata de un montaje sicológico que los participantes se ven obligados a jugar, sometiéndose a lo imposible, por mantenerse vigentes en el programa. Ni tan real ni tan natural. Ellos dejan de ser lo que son para dar paso a actuaciones irracionales, a comportamientos casi animales, ávidos de figuración y de triunfo y a riesgo de lo que sea: del propio pudor, el respeto y el valor de la intimidad personal. Ahora, lo real es lo que hay detrás: un negocio millonario y pulpito que trae a los anunciantes y los mete dentro de los propios roles de los participantes que salen del baño con batas marca X; lavan los platos con jabón Y; toman siempre la misma gaseosa Z, firma propietaria del mismo canal; y adornan la pared con afiches de espacios de la propia programadora. Un negocio redondo que cobra por las miles y miles de llamadas de los televidentes "tenidos en cuenta" al invitarlos a "decidir" con su voto la suerte de los concursantes. ¿Qué aporta esta telebasura al público televidente, a niños, a jóvenes? ¿Qué aporta a la calidad de la televisión que estamos haciendo y que muchas veces logramos exportar? ¿Cuánto hay de manipulación de los propios concursantes y del público con decisiones que buscan, a toda costa, mantener en el programa a uno que otro concursante impopular para todos, menos para la programadora? Hemos vuelto a la copia de formatos y a la producción fácil, retrocedimos entonces y de qué manera. Al final, la gente se dará cuenta de que estos programas no aportan nada y sí quitan mucho. Entonces el problema será otro.

 Fuente: Diario "El Colombiano".

POTITOS DE TELEMIERDA

No sé por qué nos extraña que los menores de edad sean adictos al mismo vertedero audiovisual al que están enganchados sus padres. ¿Cómo va a llegar un niño a adulto, y ni siquiera a adolescente, sin saber lo de Andrés Pajares, o lo de Isabel Pantoja, o lo del conde Lecquio? Hay padres que mantienen que, para forjar hombres de futuro, no basta con imponerles la ducha en agua fría sino que también hay que llevar el hocico del pequeño a la porquería para que la rutina lo inmunice, aun con el riesgo de hacerlo descendiente patológico de los más chabacanos espectáculos del mundo. Parece que el hecho, tantas veces contado con algunos tintes alarmistas y otras consideraciones absurdamente resignadas, de que centenares de miles de menores ven la televisión a media noche, y aun en la madrugada, incluso en los días en que han de despertar pronto para ir al colegio, es una novedad tras el eco periodístico de algunos datos y cifras muy llamativos. La violencia, el erotismo de sal gorda y los cotilleos de unos estúpidos que se hacen pasar por periodistas forman parte de la dieta televisiva de un gran número de menores, con el consentimiento de su padres. Éste es un caso en que no se le puede echar la culpa al educador ni al maestro ni al cura de la parroquia. Los padres son los culpables, tomando el rábano de la tolerancia por las hojas de la insensatez con sus potitos de telemierda. Si un 44 por ciento de los padres sigue pensando que sus hijos ven poco la televisión, por lo que parecen disgustarse, y si una buena parte de los menores tiene a «Gran Hermano» como su espacio favorito (y ambos hechos suceden en la realidad), para introducir los necesarios cambios de criterios y valores harán falta legiones de psicólogos y pedagogos para los muchachos, psiquiatras para sus padres y, en caso de ineficiencia de estos métodos pacíficos, habrá que llamar al Séptimo de Caballería. Si no se reconoce que la basura ensucia o que algunos programas resultan tóxicos, como algunas setas son venenosas, la pescadilla seguirá mordiéndose la cola en una espiral que conduce al absurdo. Hay excepciones en las programaciones televisivas, es cierto, pero o bien nos hemos vuelto locos o lo excepcional por su interés y su calidad es lo que debería ser habitual y cotidiano salvo que queramos engañarnos a nosotros mismos. El gran argumento de que los televisores disponen de un mando para apagarlos es un sofisma descomunal: también las armas de fuego disponen de un seguro, y los padres no suelen dejar una pistola en el cuarto en que juegan sus hijos. Lo que a uno le sorprende es la hipócrita sorpresa que muchos simulan cuando se cuantifican los horarios y los programas de numerosísimos españolitos. Es lo que ha ocurrido con la denuncia del abuso de la automedicación en nuestro país: algunas personas, ante la noticia, han echado mano de un tranquilizante para quitarse el susto.

 

Fuente: Faustino Álvarez, en "La Razón".

TELEMIERDA EN TELECINCO

        Dura y atroz ha sido la vida desde siempre. Hoy también lo es la nuestra. Y necesitamos descansar contemplando los viejos polvos de la Madre Celestina, y a las escorias humanas que nos enseñan de forma implícita que nadie es más que nadie incluso en Castilla, mezclándose en la pantalla rosa y marciana a la condesa desbragada con la ramera clara. Es saludable e higiénico antes de acostarnos solazarse con las mozas y mozos de partido que desde la televisión infame son capaces de hacernos olvidar la verdadera miseria de este triste mundo, de esta triste realidad nuestra en la que tantos vampiros nos rodean. Y vistas las cosas en una perspectiva moral, mucho menos dañina es la estrella más puta de la telebasura que la mayor parte de nuestros gobernantes. Quizás sólo se diferencie el poder de la germanía televisiva en lo que cobra por cada servicio prostitutivo. Si además esta caterva de meretrices y maricones nos relaja, ya estamos dispuestos a calificar muy positivamente su mérito. Y es que suele la gente perdida consolar nuestra perdida humanidad. Si mi admirado Anson me hubiera concedido su puesto relevante en el Jurado Cervantes -que él lo ha rehusado por decoro y dignidad trasnochados (Anson es un caballero antiguo)-, yo hubiera propuesto con la mejor proclama a Javier Sardá como candidato a tal premio, españolísimo por demás. Javier Sardá ha hecho de su velada nocturna una posada cervantina; pues recordemos que Miguel de Cervantes, como desagradable recaudador de impuestos del Rey Prudente, recorrió durante más de diez años buena parte del centro y el sur oriental de España, descansando en posadas en donde entraba y salía la entera humanidad. Arrieros, rabadanes, coristas, huidores de su propia sombra, cantantes, perseguidos, mercaderes, putas caras y baratas, tratantes, princesas, enfermos de amor, sodomitas, lesbianas, bardajes, chulos, locos, alcahuetes, profetas, ladrones, balandrones, jóvenes prófugos de la casa paterna, truhanes y caballeros andantes. ¿Y no es el programa de Javier Sardá la mejor adaptación de aquella posada cervantina? Una posada instalada en una Mancha virtual en la que, al igual como fuera la Mancha real de otro tiempo, es un territorio de transición, paso entre dos polos, puro camino, intermedio, lugar de paso, letrina, descanso. ¿Ay, si yo fuera el Diego Clemencín de Javier Sardá! Como pobre profesor de latines no podría aspirar a otra cosa más grande en esta España. Del mismo modo que Cervantes en el capítulo III de su Quijote, donde se cuenta la graciosa manera que tuvo el hidalgo de armarse caballero, remeda cruelmente los ritos ya vacíos de la caballería de la época, haciendo del corral capilla, de la pila del pozo altar, del libro de paja y cebada manual, del ventero ladrón maestre, de las rameras caballeros asistentes y de las bestias de los arrieros capítulo, así también Sardá, mediante la parodia, hace de quienes configuran su aquelarre nocturno mapa picaresco de España, escuela y palestra de vagos, mancebía, casa de Monipodio, albergue de maleantes, congregación picaresca, gente devota de Baco y del polvo blanco, finibusterre del mal gusto, la exacta crónica de esta Monarquía. Al principio de la aparición de estos programas de casquería uno los tuvo como intrínsecamente reaccionarios y fascistas; hacer sangre a personajes de medio pelo no es un acto de valor cívico y mucho menos políticamente liberador, ni nada tiene que ver con la libertad de crítica, y sí con la repugnante risa de los señoritos perdularios. Meterse con Malena Gracia o con Yola Berrocal y su anatomía pneumática más que un abuso cobarde representa un cotilleo mórbido. Pero luego, poco a poco, el estercolero ha ido creciendo hacia arriba, y ya vemos empantanados en él a folclóricas de gran nombre, políticos casposos y Grandes de España, a los que su comportamiento íntimo los iguala con la hez social, verdadera protagonista de estos programas. Más aún, las figuras humanas que festonean los ya numerosos programas de televisión basura no son tan raras, marginadas, extravagantes e inframundanas como nos pudiera parecer. Si un diablo cojuelo levantase los tejados de nuestros santos hogares encontraría como mínimo en cada uno un auténtico artículo de telebasura. Dña. Pilar del Castillo debe seguir mi consejo de sustituto...

Fuente: Martín Miguel Rubio Esteban, en "La Razón".

PURA TELEMIERDA

        Nada de lo que está ocurriendo en televisión ocurriría sin el beneplácito de los directores generales. Ningún cutrefamoso se sentaría delante de una cámara si no fuese porque unos señores de mesa acolchada y sueldo rotundo planifican y aprueban esos programas de malos instintos. Esos tantos programas en los que unos hombres y mujeres que se hacen llamar periodistas van a la caza de una víctima sospechosa. Van a morder. Van a matar, dejando su mordisco en el alma de todos. Muchos de los espectadores no tienen conciencia del daño que hace ver a seres humanos acosar moral y gratuitamente a otros seres humanos, sacarles lo peor de sí mismos para hacer del corazón finanza. El veneno que acaba saliéndoles por los ojos y la boca invade nuestro cuarto de estar y nuestros sueños. Cuando veo a esos periodistas de la podredumbre olisquear, lamer, incitar, clavar los caninos en los invitados, me viene a la cabeza la imagen de los perros de presa. Perros que, seguramente, no tendrían comportamientos violentos si no fuera porque les han adiestrado para atacar. ¿Y quién les ha adiestrado? El poder, los altos cargos, los cazadores de audiencias. Esos que no dan la cara en la pantalla pero que, terminada la pelea, felicitan y dan huesos jugosos al perro más traidor, al contertulio más canalla. Ellos, los que generan estos productos adictivos y enfermos, son los responsables. Y no es de ley que echen la culpa a los que ellos mismos han hecho famosos a costa de sacar a la luz sus miserias. Los que relatan sus inmundicias y las ajenas quizá no sean mejores que los adiestrados, pero no son los que han inventado el juego. Hoy la prensa, la televisión, tiene un poder inusitado, y lo están utilizando perversamente. Hoy interesan los chulos, las prostis, los cotillas y los políticos basura. Hoy son ellos los que acaparan los programas para hablar de mentiras, asuntos que nada tienen que ver con la realidad de la calle. Y ya es hora de que pidamos cuentas a esos que agarran la cáscara de la culebra y nos la plantan impunemente frente al sofá. A ellos y a los gobiernos que los alientan. Recuerdo que este verano en un encuentro de escritores, un cámara hizo retirarse bruscamente al gran Rodríguez Méndez para sacar a la política inauguranta del evento. Yo, indignada, le dije. «Oiga, ese señor es el mejor dramaturgo vivo de este país». El cámara me respondió: «Lo siento pero yo no soy culto y esa señora es la que sale en la tele». Y la que le paga, pensé yo. Así están las cosas: empujan y callan a los poetas, a los que ven la verdad mágica y honda del mundo, para que hablen los mentirosos y su coro de grillos desafinados. El poder de los medios hace famoso el barro y tira el agua. Ellos, sólo ellos, tienen la culpa. Y si no cambian las cosas es porque no quieren cambiarlas. Porque están haciendo mucha moneda, aunque sea de purita mierda.

Fuente: Paloma Pedrero, en "La Razón".

RESIGNACIÓN TELEVISIVA

         Últimamente, los árboles de la "telebasura" nos impiden ver el bosque de la televisión. Es cierto que esos programas de gritos, peleas y bazofias varias destacan sobremanera, pero son sólo una muestra más de un mundo de información partidista, humor arcaico, costumbrismo barato, poca brillantez y, en definitiva, escasa o nula originalidad. Y, cuando se emite algún programa o serie de calidad, entonces los problemas son otros. Baste una mirada a los dos ejemplos siguientes. MÁS INFORMACIÓN

RELFEXIÓN SOCIOLÓGICA SOBRE LA TELEBASURA

         La actriz que nunca hubiera pasado de las representaciones de aldea; el cantante sin otro horizonte que el festejo pueblerino; el humorista de cenáculo y burdel; la prostituta de copa y cama; la reina de la belleza local, que hace cincuenta años se convertía a los dos meses en foto de álbum y sepia, todos ellos seres insignificantes, si acceden ahora a la televisión, a algún programa primetime de la pequeña pantalla, se convierten de la noche a la mañana en estrellas fugaces. Es un fenómeno nuevo en la sociedad que exige la reflexión sociológica. Christine Ockrent, una de las grandes profesionales de la televisión francesa, ha subrayado agudamente este fenómeno para añadir que a continuación se produce la venganza de los don nadie contra las élites. Un cantante fugitivo de Operación Triunfo, al llegar a un acto popular, le chupa al consagrado tras décadas de esfuerzo, las cámaras y los focos. Una actriz ombliguera y procaz, y además pezonera, que mueve el rabel en una serie de televisión, eclipsa en público a la que lleva muchos años interpretando a los clásicos y a la vanguardia. El putón verbenero encumbrado por la televisión se enseñorea en las fiestas por encima de la esposa del político o del diplomático. Es el desquite de los insignificantes. Ciertamente, y salvo alguna excepción, las tamaras, los dinios, las malenas, los pocholos y las berrocales están considerados como los bufones de la Corte, igual que en el siglo XVII, porque la condición humana no cambia. Los valores artificiales, cocidos al fuego de la pequeña pantalla, se eclipsan de la noche a la mañana como de la mañana a la noche se encendieron. Pero el fenómeno social está ahí. En una semana, la televisión crea un cantante que vende más que Serrat. Una actriz de serie audiovisual cobra diez veces lo que Mary Carrillo. Hay rameras a las que se las rifan para ir a las fiestas por encima de las esposas de los ministros. Y, claro, los insignificantes se desquitan entre el vocerío popular, se vengan de los antiguos ninguneos, se mofan de la calidad y la excelencia y lo trastocan todo. Hacen bien en aprovechar el oropel. A la rebelión de las masas del hallazgo orteguiano, que significaba la recuperación por parte del pueblo de la soberanía política, ha sucedido el desquite de la insignificancia y la destrucción de los valores del esfuerzo y la dedicación. Es la gran victoria de los fuegos artificiales. Y en eso estamos.

Fuente: Luis María Ansón, en "La Razón".

MUGRE - FANGO - BAZOFIA -TELEKAKA

         Comienzan a aparecer periodistas arrepentidos. Quieren escapar del fango, de la mugre. Otros muchos se enriquecen revolcándose en el estiércol. Los hay millonarios. Han hecho su fortuna denigrando al ser humano, envileciéndolo. Xavier Sardá en TELECINCO, principalmente. Me abrasarán insultos y calumnias, pero no me importa. Es Sardá un comerciante de ventaja del culo, la teta, el lecho, la infamia y la demagogia. Juega a político y se cree de izquierda y «solidario». Pero no toda la culpa es suya. Al menos, Sardá ha sido inteligente y se ha forrado, como Ana Rosa Quintana. Pero empiezan a desertar los segundones, esos usados y tirados licenciados en Ciencias de la Información que no quieren seguir adelante. Han vivido de la bazofia y quieren huir de ella. Todo es el negocio. Si el programa es seguido por millones de tontos y de paletos, el programa sirve. La publicidad se entrega. Las marcas más importantes se someten y financian el vómito. Bilis rosa. Algunos periodistas se sienten obligados a llevar hasta la cloaca lo que sólo es un eructo. Sus directores y productores se lo exigen. Los accionistas se lo demandan. Llegará el día de la derrota de la grima, pero no es mañana. Han convertido a homínidos (monos, orangutanes) en héroes, a idiotas en ejemplo, a rameras en paradigmas de la esperanza, a culiesponjados en modelos a seguir, a chulos en bizarros ciudadanos, a vagos redomados en virtuosos. Se cotizan los tangas y las bragas (prendas deliciosas por cierto), se compran injurias, se pagan calumnias, se comercia la estupidez colectiva. Bueno es que haya de todo, pero no tanto ni tan despreciable. ¡¡No tantísimo ni tan miserable!! Pero no casi todo y tan repugnante. Tres mil euros el beso contratado. Seis mil euros el polvo (kiki, mantecado) convenido. Treinta mil euros el noviazgo. Cien mil euros la boda y la disputa, eso la DISPUTA, como en el viejo cuento. Se ha calculado que con los euros que cobran los chulos, los innecesarios, las rameras, los sementales a sueldo, los miramelindos y los que viven de ellos se podrían construir en España más de cinco hospitales por año. Que el sobre que recibe la zorra al contado por una revelación deleznable de una noche supera multiplicado por cinco lo que percibe en un año un científico que busca abrir las ventanas de la sabiduría para luchar contra el cáncer. Me acusarán de demagogo, pero no es así. La diferencia es tan brutal que la decencia social ordena la protesta. Pero la culpa, la primera culpa, la tienen los EMPRESARIOS QUE SE VISTEN DE HONESTOS y permiten la mugre en beneficio propio. Nada es malo si los resultados son buenos. Pero claro, ya empiezan a desertar, a huir, a manifestar públicamente su vergüenza quienes han colaborado con la cloaca. Y llegará el día, no mañana, en el que la porquería encontrará su sitio, que lo tiene, dejando de ser la fuente de fortuna de los cínicos y los desaprensivos.

Fuente: Alfonso Ussia Orejón, en "La Razón".

 

TELEMANIPULACIÓN

Agotados por el trabajo, horrorizados por el desempleo, angustiados por el futuro, hechizados por la televisión, aturdidos por los tranquilizantes, los ciudadanos sufren un adoctrinamiento constante, invisible y clandestino. ¿Pueden contar con la prensa, con ese recurso a veces llamado “cuarto poder”, cuya función en la democracia es desvelar la verdad y proteger a los ciudadanos contra los abusos de los otros tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial? De hecho, para decirlo llanamente, no.

Fuente: Noam Chomshy e Ignacio Ramonet (coautores de Cómo nos venden la moto).

TELEVISIÓN PARA DROGADICTOS

Muchos ciudadanos confortablemente instalados en el sofá de su salón, mirando en la pequeña pantalla una sensacional cascada de acontecimientos a base de imágenes fuertes, violentas y espectaculares, estiman que pueden informarse con seriedad. Error mayúsculo por tres razones: la primera, porque el periodismo televisivo, estructurado como una ficción, no está hecho para informar sino para distraer; en segundo lugar, porque la sucesión rápida de noticias breves y fragmentadas (una veintena por cada telediario), produce un doble efecto negativo de sobreinformación y desinformación, y finalmente porque querer informarse sin esfuerzo es una ilusión más acorde con el mito publicitario que con el derecho que los ciudadanos tienen a participar inteligentemente en la vida democrática. Hoy, un hecho es verdadero no porque corresponda a criterios objetivos, rigurosos y verificados en las fuentes, sino simplemente porque otros medios repiten las mismas afirmaciones y las “confirman”. Si la televisión (a partir de una noticia o una imagen de agencia) emite una información, y la prensa escrita o la radio la retoman, es suficiente para acreditarla como verdadera. De esta forma se construyeron todas las mentiras sobre la Guerra del Golfo.

Fuente: Ignacio Ramonet (director de Le Monde Diplomatique).

EL PRECIO DE LA BASURA EN LA RADIOTELEVISIÓN

 

               Después de años, muchos años, asistiendo a la creciente degeneración de lo que fue prensa rosa y hoy es exhibición de estercolero, la sociedad española, abrumada, empieza a reaccionar con hastío y con repugnancia ante un fenómeno que ha superado todas las cotas imaginables de excavación en el pozo de la porquería. Responsables de esta situación que todos dicen lamentar pero de las que no pocos se aprovechan, ha habido muchos. Los más visibles son los protagonistas y sus voceros, presuntos informadores que en realidad son parte de la misma red de explotación de los detritus. Pero los últimos culpables no son ellos. Los máximos responsables y los que tienen en su mano acabar con el inmundo tráfico son quienes pagan. O sea, los medios de comunicación involucrados en tan repugnante compraventa. Las televisiones y las revistas que han convertido sus platós y sus páginas en un zoco infame son las que tienen la obligación de acabar con el monstruo que envilece al conjunto de la sociedad española y que afecta gravemente (no es broma) a los valores mínimos exigibles al colocar como espejos sociales y triunfadores a una caterva de parásitos. Y la solución es bien fácil: dejar de pagar. Con cerrar el grifo de ese dinero fácil y escandaloso en dos viñetas desaparecía toda la farsa y no quedaba uno solo de los esperpentos que se pasean por sus escenarios. Es simp a poner el cascabel al gato?

Fuente: Antonio Pérez Henares, periodista, en La Razón.

OPININIONES DE PERIODISTAS Y ESCRITORES

·        "La contrarrevolución idiotiza. La televisión es contrarrevolucionaria, franquista, monárquica, católica. La televisión es parte de la cultura de los pobres". Eduardo Haro Tecglen.

 

·        "Ninguna otra invención humana ha causado tanto daño a las personas como la televisión". Rafael Sánchez Ferlosio.

 

·        "Aquella locutora de televisión se equivocó un día y puso la sonrisa que no estaba programada por el mando. La echaron, claro". Julio Cebrián en "Revista Cultural de Segovia".

 

·        "Los periodistas sólo podremos constituirnos en el verdadero cuarto poder si mantenemos nuestra independencia, y no nos dejamos corromper por los negocios o por los gobiernos". Adam Michnik en el diario "El Mundo".

 

·        "Hay gente que llega a fin de mes con tres columnas en los periódicos y cuatro tertulias en la radio. Pero no me acaba de parecer una manera honesta de ganarse la vida, porque nadie puede tener opinión absolutamente de todo". Ramón de España en "El Triangle".

 

·        "Los medios de comunicación están monopolizados por unos pocos que no obstante pueden llegar a todas partes. Nunca hubo tanta incomunicación a causa de tan pocos. Cada vez hay más gente con derecho a ver y oír, pero cada vez son menos los que tienen el privilegio de informar. La dictadura de la palabra única y la imagen única, mucho más devastadora que el partido único. Dóciles radioescuchas y pasivos televidentes construidos en el modelo de la cadena de montaje USA de la radiotelevisión comercia"l. Eduardo Hughes Galeano.

 

·        "El periodismo tiene fama de mentir; el periodismo puede mentir incluso sumando frases que aisladamente pueden ser ciertas. Sólo en la sutileza de lo fiable se esconde la gran manipulación". Antoni Batista Viladrich, redactor de "La Vanguardia".

 

·        "Las televisiones y las radios aguantan generalmente tutelas gubernamentales por la vía de la “concesión” de canales o frecuencias, que se dan con fecha de caducidad (en Cataluña se le aplicaron a la COPE, españolista). Las presiones sobre la programación se suelen hacer por vías de asociaciones de espectadores, más o menos reales, o presionando sobre las grandes empresas que forman parte del entramado de poder que retirarían su publicidad a quienes emitiesen lo que les pareciese ofensivo". Eduardo Haro Tecglen en el diario "El País".

 

·        "Un sondeo de opinión americano ha dicho que la profesión de periodista es la más despreciada en EEUU. Ignoro si en Italia se ha efectuado una encuesta semejante, pero si el Comité USA para la Protección de los Periodistas abriera una sucursal en Italia, tendría mucho trabajo por delante". Furio Colombo, periodista.

 

·        "El periodismo es una profesión asediada desde fuera por los enemigos de la libertad de expresión y desde dentro por quienes traicionan el buen hacer periodístico, ya sea debido a las presiones estatales, ya sea debido a la intromisión de los ambiciosos magnates de los medios de comunicación". David Randall, autor de "El periodista universal".

 

·        "Cualquier periodista que no sea tan estúpido o que no esté tan enamorado de sí mismo que no sienta lo que está ocurriendo, no puede dejar de saber que practica un oficio inmoral. Actualmente, trabajar de periodista es hacer de confidente de alguien o buscar una confianza que no se merece para después traicionarla". Janet Malcom, periodista.

 

·        "Los grandes periódicos y las cadenas de televisión fabrican o manipulan la opinión del 80 por ciento de la población. Existe un modo de tratar las noticias, elegirlas, limitarlas. En EEUU hay 1.800 periódicos; 11.000 semanarios; 11.000 emisoras de radio; 2.000 canales de televisión; 2.500 editoriales. Más del 50 por ciento está controlado por una veintena de compañías, cuya fuente de ingresos más importante es la publicidad. No es el consenso del público quien permite la supervivencia de los medios de comunicación, sino los intereses comerciales". Noam Chomsky, sociólogo y escritor.

 

·        "En la antigua TVE –cuado estaba yo– se entraba por meritos o por oposición, y hoy día de braguetazo o vasallaje de partido". Santiago López Castillo, en "Cambio16".

A PEDRADAS CON EL PADRINO

Periodistas de TV3, os toca ser los marineros del Potemkin evitando que la televisión catalana sea manipulada con criterios partidistas; exigiendo la desaparición de los "comisarios periodistas" y ejerciendo un escrupuloso respeto al pluralismo político. Organizad una "intifada" contra la censura y enfretaros al grosero sectarismo de vuestros directivos. No estáis solos.

Fuente: Jaume Reixach Riba, director de "El Triangle".

EL MAGISTERIO PERVERSO DE LA TELEVISIÓN

La última batalla ideológica de su vida la dio el filósofo Karl Popper en defensa de la democracia amenazada por el tremendo poder de la televisión. El autor de La sociedad abierta y sus enemigos, un pensador inspirado en el espíritu de la libertad y la tolerancia, alertó sobre los riesgos de la influencia nociva del medio televisual, cuando desperdicia el inmenso potencial que tiene para unir, generar actitudes solidarias y pacíficas y, en fin, contribuir a la educación. Popper sostuvo que una democracia no puede subsistir si no se le pone control al poder político de la televisión, en un ensayo que dictó un mes antes de morir, en 1994, preocupado por los efectos envilecedores de la llamada nodriza electrónica, tanto en la infancia como en la población en general. En países como el nuestro, muchas veces parece que la televisión obra en contravía de los propósitos educativos. Ofrece noche tras noche, en horarios familiares, un vasto catálogo de violencia, incivilidad, sensacionalismo y antivalores. Es hasta redundante volver a hablar de los llamados reality shows. Sin embargo, la sociedad permanece indiferente. Sólo en forma esporádica se debate sobre el papel de la televisión. Hay una extraña sumisión a los mandamientos de ese nuevo superpoder, que moldea costumbres y formas de vida y abusa del tiempo libre de los espectadores. Ladrona del tiempo, criada infiel, ha sido denominada por varios críticos como John Condry, en cuyo texto se basó Popper para dejar esa suerte de testamento intelectual, admirable porque lo concibió en su tozudez de filósofo irreductible, cuando ya se le agotaban las fuerzas, en su retiro de Kenley, cerca de Londres. Si en países que nos aventajan en múltiples campos, como Gran Bretaña y otros de Europa, la discusión pública sobre la responsabilidad de quienes dirigen y producen el medio televisivo está a la orden del día, en Colombia se demuestra una vez más el subdesarrollo cultural, no sólo porque se tolera en forma obediente la alarmante ausencia de calidad en buena parte de la programación, sobre todo la de los canales privados, sino, también, porque llegamos a suponer que la alternativa estaría en los canales europeos que nos llegan por el cable, cuando en realidad día tras día están siendo cuestionados por motivos más o menos parecidos a los que podríamos detectar en los de este país. Si eludiéramos el deslumbramiento que nos causa lo foráneo, advertiríamos que la telebasura es un fenómenos transnacional. Popper no era ni un repartidor de moralina, ni un profesor aislado del mundo real. En su ensayo sobre la televisión se preocupó por invocar sus títulos de competencia para evitar malentendidos: Era filósofo, psicólogo, educador de niños y un defensor vehemente de las ideas democráticas. Pero no podía cohonestar la tarea dañina de la mala televisión y mala maestra. Dijo en varios textos que la democracia debe ser “autónoma, estructurada, policéntrica y capaz de ejercer un control permanente y eficaz sobre el concreto modus operandi de las instituciones y de su personal político y administrativo”. Al proponer la profesionalización y la acreditación de los productores y trabajadores del medio televisual, dijo que así como la televisión es “una tremenda fuerza para el mal, podría ser una tremenda fuerza cultural para el bien”. Y refutó el sofisma que repiten los agentes del imperio del mercado cuando dicen que “hay que ofrecerle a la gente lo que quiere”. Al replicarles, Popper les dijo que no se escudaran en la democracia, porque la democracia tiene entre sus objetivos primordiales el de acrecentar la educación general, no el de degradarla. ¿Será posible que en Colombia se discuta en serio y en público acerca de la responsabilidad de quienes hacen televisión? ¿Será capaz la sociedad, con el Estado, de establecer un control legítimo y eficaz del medio televisivo, para garantizar que la televisión canalice su poder hacia un propósito cultural y educativo y supere la tendencia a deseducar, alienar y menospreciar la audiencia nacional? Es hora de ponerle límites a ese magisterio perverso.

Fuente: Juan José García Posada, articulista de "El Colombiano".

TIMOCRACIA RADIOTELEVISIVA

En términos aritméticos, la deuda de RTVE sobrepasa ya los 6.000 millones de euros (un billón de antiguas pesetas). En términos políticos, la deuda es todavía mayor. El presidente del Gobierno, cuando todavía no lo era, se comprometió ante los electores a recortar el tamaño del Ente, privatizando al menos una cadena y convirtiendo la otra en lo más parecido a lo que proclama ser: un servicio público financiado con dinero público, no un servicio de propaganda gubernamental que compite deslealmente con las pocas empresas privadas que su inmensa sombra publicitaria deja subsistir. En el Pirulí (sede de RTVE) se debe materialmente más que nunca. Moralmente, la deuda empieza a ser impagable. En ningún sector permitiría ningún gobierno europeo la competencia desleal que la televisión llamada pública hace en el sector audiovisual a las privadas. Que el achaque sea tara europea y no sólo española, ya que la clase política es igual de sinvergüenza en todos los países y todo le parece poco para esmaltar su paso por el poder, es flaco consuelo. Menos aún cuando comprobamos que el Gobierno del PP predica austeridad presupuestaria a los manirrotos de Alemania y Francia, pero en lo que a televisión se refiere está dando un recital de fechorías contables que sólo Pedro Solbes es capaz de perdonar. El déficit de RTVE no deja de aumentar y aunque digan los nuevos pastores del Ente que en el 2003 va a cambiar por primera vez la tendencia, nadie puede creer semejante cuento. En primer lugar, porque ya estamos hartos de oírlo y de comprobar todos los años que nos han vuelto a mentir. En segundo lugar, porque la propia fechoría contable, el truco de lo público privado y de lo privado público, no deja margen a la solvencia financiera y al saneamiento empresarial. La clave de esta contradicción entre el discurso político y la realidad contable está en el carácter público, que requiere una participación presupuestaria en los ingresos anuales superior al 50 por ciento. Por mucho que TVE compita deslealmente con las cadenas privadas, al final debe cobrar más del Presupuesto que de los anunciantes, o perdería su carácter público y debería seguir la senda de las privatizaciones de tantas otras empresas ruinosas, que dejaron de pesar como un fardo en los bolsillos del gasto público y hoy, con una gestión ajustada a la realidad del mercado, hasta se permiten ganar dinero. Para evitar la competencia desleal, Telecinco o Antena 3 Televisión deberían recibir los mismos fondos públicos que RTVE pero al revés: un euro menos del 50 por ciento, para que siguieran siendo empresas privadas pero doblemente financiadas. Así, la trampa sería de todos y nadie se podría quejar. Salvo el contribuyente, claro. Pero a ése no le hace caso el PP. Y el PSOE, menos.

Fuente: Federico Jiménez Losantos, en el diario "El Mundo" (España).

TELEFIGURAS EN LA POLÍTICA

 

               ¿Por qué los partidos políticos echan mano de presentadores o periodistas para lanzarlos a las contiendas electorales? ¿Se aprovecha la popularidad de las telefiguras con fines partidarios? ¿Qué hay de la ética periodística? Álvaro Artiga, profesor de la Universidad Centroamericana de El Salvador, ha dicho que la crisis de los partidos políticos justifica que éstos “salgan a buscar figuras” en los medios de comunicación porque cada vez más la política se desarrolla en la televisión. “Si un político no es entrevistado en televisión, es como si no existiera”. Pero Artiga es tajante: "No ganan los partidos políticos ni los periodistas". ¿Qué hay de la ética periodística? "Todo el mundo tiene derecho a expresar su credo ideológico, pero no que los periodistas hagan campaña desde los medios de comunicación utilizados por ellos mismos".

 

Fuente: El Diario de Hoy (El Salvador).

 REBELIÓN EN RTVE

Primero fueron varias decenas de redactores de Televisión Española y ahora han sido trabajadores de RNE en Cataluña quienes han criticado la manipulación informativa ordenada por sus mandos. El Sindicato de Periodistas de Catalunya ha denunciado la sustitución de ciertos redactores por otras personas "más dóciles".

TELEVISIÓN Y PODER POLÍTICO

El hombre pasa la mayor parte de su tiempo libre consumiendo medios audiovisuales; por lo tanto, el Estado, los gobernantes y los políticos deben competir con las mismas armas para conseguir audiencia. No hay programas ni objetivos concretos, sino mera captura del poder y una lucha constante para conservarlo, aunque sea a costa de modificar día tras día el contenido de los programas de gobierno y las intenciones de los partidos políticos. Esta práctica lleva a dar prioridad a ciertos temas (humanitarios, ecológicos, culturales), que son tratados por ambos socios de los medios audiovisuales (televisión y Estado) de prisa y sin realizar un análisis crítico de los mismos.

Fuente: Régis Debray.

TELEVISIÓN ESPAÑOLA – TELEVISIÓN CULPABLE

 

               La Audiencia Nacional ha condenado a Televisión Española al considerar probado que vulneró los derechos de huelga y libertad sindical en la información que ofreció sobre la huelga general del 20-J y que CCOO denunció al considerarlo manipulación informativa. TVE tendrá que emitir en todos los telediarios de un día una información completa sobre el contenido de la sentencia.

 

Fuente: La Estrella Digital.

URDACI SICARIO

               "La acusaron de puta, espía y ladrona. La despidieron y se lió a tortazos con los héroes, los llamó trepas (oportunistas), vagos, mentirosos, inmorales. Los jueces la absolvieron" (Raúl del Pozo en "El Mundo"). Se trata de "Ángela Rodicio" (Ángela Rodríguez González), ex corresponsal de TVE en Oriente Medio. Ha escrito un libro, otro varapalo para Alfredito Urdaci Iriarte, ex director de los Servicios Informativos de TVE en tiempos de Don Giuseppe Aznar López. Condena por la huelga 20-J; Fernando G. Delgado; Ángela Rodicio ... Este hombre es un riesgo para el periodismo veraz, objetivo y responsable. Otro de los presuntos "héroes" desenmascarados por Ángela Rodicio ha sido Arturo Pérez-Reverté y Gutiérrez, antiguo corresponsal de guerra de TVE, porque "pagaba a los soldados disparando en sus crónicas para que pareciera que él estaba en primera línea de la guerra" (Ángela Rodicio en "El Periódico de Catalunya"). ¡¡Otro "mito" a tomar por kulo!! Cómo esta el periodismo en la Madre Patria.

DIRECTOR DE TVE CONFIRMA MANIPULACIÓN

 

               El director general de Televisión Española, Juan Menor Sendra, ha confesado que no estaba de acuerdo con determinadas actuaciones llevadas a cabo en su etapa con el gobierno de José María Aznar López. Juan Menor explica que si no se enfrentó a la Dirección General de TVE fue únicamente por "lealtad profesional" y en ningún caso por la existencia de afinidades políticas. Acepta que se pueda decir que no lo ha hecho bien y ha revelado que empezó a tener dudas sobre si TVE actuaba correctamente cuando estalló la guerra de Irak: "Había cosas que creía que eran una equivocación, pero intentaba ser leal con mis superiores por profesionalidad, no por política".

 

FUENTE: POLICÍADIGITAL.

 

TELEMIERDA PLANETARIA

"El sabio consejo de nuestros antepasados sobre guardar el corazón con siete cerrojos está pasado de moda. Hoy se usa ventilar los asuntos más íntimos y personales ante cualquiera que quiera escuchar... o pagar" Basta encender el televisor para encontrarse con una tendencia cada vez más pronunciada a revelar lo más íntimo del ser humano. Ahora, ya no bastan las telenovelas y los programas que manejan alguna situación de la vida real. Ni siquiera los "talk shows". Ya nada de esto es suficiente para que la productora, sea cual sea, se enriquezca en un mayor grado. Para darse una idea de las cifras que se manejan, la emisión de un final de este tipo de programas alcanza en nivel de audiencia a la final del "Super Bow" y la entrega de los Oscar. Además, como ejemplo, la CBS cobró a los anunciantes hasta 600.000 dólares por cada propaganda de 30 segundos transmitida durante el último programa. Sin duda un gran negocio. La intimidad está ahora invadida por los medios técnicos de comunicación. En busca de lo diferente y atrayente, los " "mass-media" libran una batalla en la cual ponen en juego la persona y usan como blanco su intimidad; de un lado por la perfección de estos medios para penetrar en lo que parecía impenetrable, y de otro porque hay gente que está especulando con su intimidad, especulando e incluso cotizándola materialmente. ¿Qué son los reality shows? Son programas de televisión que muestran a individuos comunes en distintas situaciones de la vida real, espiados por cámaras, con o sin su consentimiento. Estos programas pueden seguirse a través de televisión paga las 24 horas del día, o bien, en horarios determinados destinados por los canales. En la mayoría de los casos también pueden consultarse en Internet. Son varios los países en los que se han desarrollado programas de este tipo. Entre ellos se destacan Holanda, Suecia, Austria, Alemania, Dinamarca, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, España, México, Portugal, Brasil, Chile, Venezuela, Colombia y Rusia.

ORIGEN Y LA MECÁNICA

En setiembre de 1999 la televisión holandesa tuvo la idea de homenajear la novela de George Orwell, 1984, creando un programa de televisión cuyo nombre hacía alusión a uno de los personajes del libro. En dicha novela el autor imaginaba cómo sería el mundo en el año del título (la escribió en 1948) y en esa predicción veía a los hombres viviendo bajo la vigilancia de alguien que todo lo veía y controlaba, llamado el Gran Hermano. Desde entonces, varias han sido las variantes de programas de este tipo, que se emiten por cadenas como la CBS, ABC, NBC, Terra España, Telecinco, Fox, Televisa, TV Azteca, SKY, canal Court TV, Caracol, etcétera. Los programas tienen ciertas reglas: en general son personas desconocidas que tienen que convivir en una casa llena de cámaras de televisión que registran todos sus movimientos, hasta en los últimos rincones, noche y día. La teleaudiencia vota por teléfono o por Internet a quién se debe eliminar cada semana hasta llegar al ganador; o bien se eliminan mediante un “consejo” formado por los mismos integrantes que votan por el concursante a quien quieren eliminar. Casas, Islas, hospitales y más. Los escenarios son variados. Todo se ha hecho de tal forma que la gente “no se aburra” y las temáticas pasan por la convivencia diaria, la vida en un gimnasio, en un camión, en una isla, en un hospital… Tal parece que los medios no importan, lo que importa es la suma de dinero que gana cada concursante o participante y obviamente el canal de televisión. La lista es extensa. Big Brother, Survivor, Supervivientes: Expedición Robinson (versión española de Survivor), El Bus (donde se filma a los pasajeros de un ómnibus), Cops (que se trata de videos tomados durante el arresto de individuos en estado francamente lamentable), La Academia y Operación Triunfo (programas en los que “se busca talento artístico), son algunos de los más vistos. También se pueden citar Big diet (con un grupo de personas con sobrepeso que conviven en un gimnasio en el que son continuamente tentados con comida), Destination Mir (que registra la vida de voluntarios aislados en un centro de adiestramiento para misiones aeroespaciales), Cadenas de amor (en donde los participantes deben pasarse cinco días unidos con grilletes en las muñecas y en los tobillos, con el objetivo de que encuentren el amor) y Hopkins 24/7 (programa que muestra la realidad misma que se vive en un hospital; pacientes que sufren verdaderos ataques cardíacos, operaciones de tumores malignos, etcétera). Se expone lo más ínfimo del ser humano: el sufrimiento, la tristeza, el llanto, el dolor, el enojo, las locuras, los resentimientos y más. Las productoras hacen de la intimidad, de la vida y del horror humano un negocio, y aquellos que ven estos programas no encuentran nada que pueda enriquecerles.

PERFIL DE LOS INTEGRANTES

Los participantes son cuidadosamente elegidos, ya que esta selección es la que determina el éxito del programa. Investigando de manera superficial el perfil de ciertos participantes de los reality shows con sus respectivas variantes, se encontró que son personas que han crecido bajo un ambiente no muy propicio para el desarrollo de los valores fundamentales, ya que provienen de familias desintegradas, de ambientes extremos o actividades extravagantes. Lo importante es que tengan “algo” que llame la atención, no importa lo que sea, y que estén dispuestos a todo, a “desnudar su vida”. Al fin, los encargados de los medios de comunicación saben que es mucha la necesidad de intimidad que tiene el ser humano y que cuando ésta es pobre en su propia vida, la busca en las vidas ajenas; así que, confiados están en que los espectadores no dudarán en ver tantas y tantas historias e intimidades plasmadas en una pantalla chica o grande.

(*) Tomado de www.encuentra.com

LA INTIMIDAD Y LOS MEDIOS

“Se debe guardar la justa reserva respecto a la vida privada de la gente. Los responsables de comunicación deben mantener un justo equilibrio entre las exigencias del bien común y los derechos particulares. La ingerencia de la información es condenable en la medida en que atenta contra la intimidad y la libertad de la persona”, se lee en Catecismo de la Iglesia Católica, No. 2492. Así, Lecaros, J. afirma que “la tendencia actual es mostrar las emociones y sentimientos a quien pasa por nuestro lado. La prensa, la radio, la televisión y los, tan de moda, grupos de ‘búsqueda interior’ solo reflejan un comportamiento actual de la gente: en una reunión de amigas, durante el café en la oficina y hasta en la comida más formal, cualquiera se entera del comportamiento sexual del vecino, de los íntimos deseos de otro, del ‘pecadillo’ del de más allá. Todo puede decirse, todo puede mostrarse. Los medios de comunicación reflejan un estilo de vida. Así, lo que la sociedad más valora lo guarda para sí y lo que menos, lo muestra sin problemas. Por ejemplo, un conocido futbolista no tuvo reparos en hablar de sus relaciones prematrimoniales en una entrevista, pero no quiso decir cuánto ganaba”. Ahora se ha desnudado el alma del ser humano y se ha invadido la intimidad personal. Los ‘reality shows’ evidencian que la intimidad es un derecho en crisis, algo que puede ser objeto de comercio y discusión pública. El comportamiento del sistema en relación al derecho a la intimidad recuerda a los mercados financieros: la mejor forma de apropiarse a bajo precio de valores bursátiles es convertirlos en bonos basura. Al devaluar la intimidad, es más fácil comprarla. Convertirla en basura es un paso previo a su destrucción total" Sánchez, C. Los Reality Shows continuarán su expansión en un mundo hastiado que busca cada vez nuevas (y no siempre mejores) formas de entretenimiento. La televisión es una industria, y depende de nuestro consumo el éxito o fracaso de estas formas de exposición de la intimidad. A simple vista es solo "entretenimiento", pero en un análisis más profundo es un puente hacia formas de "entretenimiento" cada vez más denigrantes. Debemos cuestionarnos seriamente si este es el tipo de televisión que queremos. Participar en un programa de estos o verlo, lejos de ser una "gracia" o un "privilegio", no es siquiera ético pues se trata de la invasión a lo único de lo que es poseedor total el hombre, su intimidad, su ser, aquello a lo que nadie tiene acceso más que uno mismo; y es increíble que uno renuncie a sí mismo por cierta cantidad de dinero. Así sea mucho, jamás podrá compararse en lo más mínimo. Hay una distancia total. La intimidad, una vez perdida, ¿cómo recuperarla?

Fuente: María del Rosario G. Prieto, en Tiempos del Mundo.

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