TELEMIERDA Y NEGOCIO
A los ya en vía de extinción y mal llamados reality show terminaron
tildándolos de telebasura, con sobrada razón, en algunos países. Eso es lo que
son, por los discutibles contenidos que manejan y la manera como éstos son
puestos en escena, dejando de lado el respeto, la creatividad y los escrúpulos,
invadiendo la intimidad de las personas, bajo el prurito de buscar lo
diferente, lo atrayente... o lo más lucrativo. La "telerrealidad" se
ha antepuesto a la prevalencia de los valores que debe tener toda sociedad que
se respete, demostrando una irresponsabilidad sin límite de la televisión
frente a lo que deben ver los colombianos. Lo que se ha impuesto es el signo
pesos por lo rentable que resulta producir este tipo de espacios que, aunque
baratos, saldrán caros cuando se mire con lupa la televisión que el país está
produciendo. O no va a ser telebasura esto: cuadros que simulan sexo en vivo;
enfrentamientos cara a cara en los que los participantes se tildan entre sí de
"trepadora", "arpía" o "lobita"; vulgaridades al
aire; revelaciones íntimas frente a la pantalla acerca de los defectos de
padres y familiares, desnudando sus vicios e intimidades, llamándolos
alcohólicos, prostitutas o drogadictos; salidas al aire de concursantes
semidesnudas; una participante ebria que no encuentra licor y termina tomándose
una botella de alcohol antiséptico, mientras la cámara la persigue y lo capta
todo... millones de televidentes también, muchos de ellos niños. ¡Telebasura...
pura telebasura! Estas escenas son las que los colombianos ven cada noche tras
el montaje de los realities, una moda que llegó a los canales privados de la
televisión colombiana cuando en otros países parece estar de retirada, pues
finalmente se demostró que resultaban contraproducentes frente a las propias
audiencias, las cuales se cansaron muy pronto de lo mismo y descubrieron las
mentiras del negocio. Pero los productores están felices, el rating ha subido,
los directivos se muestran eufóricos por el éxito, así muchas veces haya que
sacrificar la permanencia de algunos de los concursantes que se atreven a hacer
locuras que, de seguro, en sus propias vidas no harían. Pero el fin justifica
los medios y Maquiavelo aquí hizo la tarea... también los productores. Todo por
la plata, parodiando otro espacio, por la fama de llegar al mundo de la t.v.,
por la inmunidad al mejor estilo Robinson, o para no ganar el estigma de ser el
amenazado de la semana por actuación o convivencia. Realities que pregonan una
supuesta realidad, sin tapujos y al desnudo, con cámaras escondidas en los
lugares más insospechados. Realidad que no resulta tal, pues queda en evidencia
que se trata de un montaje sicológico que los participantes se ven obligados a
jugar, sometiéndose a lo imposible, por mantenerse vigentes en el programa. Ni
tan real ni tan natural. Ellos dejan de ser lo que son para dar paso a
actuaciones irracionales, a comportamientos casi animales, ávidos de figuración
y de triunfo y a riesgo de lo que sea: del propio pudor, el respeto y el valor
de la intimidad personal. Ahora, lo real es lo que hay detrás: un negocio
millonario y pulpito que trae a los anunciantes y los mete dentro de los
propios roles de los participantes que salen del baño con batas marca X; lavan
los platos con jabón Y; toman siempre la misma gaseosa Z, firma propietaria del
mismo canal; y adornan la pared con afiches de espacios de la propia
programadora. Un negocio redondo que cobra por las miles y miles de llamadas de
los televidentes "tenidos en cuenta" al invitarlos a
"decidir" con su voto la suerte de los concursantes. ¿Qué aporta esta
telebasura al público televidente, a niños, a jóvenes? ¿Qué aporta a la calidad
de la televisión que estamos haciendo y que muchas veces logramos exportar?
¿Cuánto hay de manipulación de los propios concursantes y del público con
decisiones que buscan, a toda costa, mantener en el programa a uno que otro
concursante impopular para todos, menos para la programadora? Hemos vuelto a la
copia de formatos y a la producción fácil, retrocedimos entonces y de qué
manera. Al final, la gente se dará cuenta de que estos programas no aportan
nada y sí quitan mucho. Entonces el problema será otro.
Fuente: Diario "El
Colombiano".
POTITOS DE TELEMIERDA
No sé por qué nos extraña
que los menores de edad sean adictos al mismo vertedero audiovisual al que
están enganchados sus padres. ¿Cómo va a llegar un niño a adulto, y ni siquiera
a adolescente, sin saber lo de Andrés Pajares, o lo de Isabel Pantoja, o lo del
conde Lecquio? Hay padres que mantienen que, para forjar hombres de futuro, no
basta con imponerles la ducha en agua fría sino que también hay que llevar el
hocico del pequeño a la porquería para que la rutina lo inmunice, aun con el
riesgo de hacerlo descendiente patológico de los más chabacanos espectáculos
del mundo. Parece que el hecho, tantas veces contado con algunos tintes
alarmistas y otras consideraciones absurdamente resignadas, de que centenares de
miles de menores ven la televisión a media noche, y aun en la madrugada,
incluso en los días en que han de despertar pronto para ir al colegio, es una
novedad tras el eco periodístico de algunos datos y cifras muy llamativos. La
violencia, el erotismo de sal gorda y los cotilleos de unos
estúpidos que se hacen pasar por periodistas forman parte de la dieta
televisiva de un gran número de menores, con el consentimiento de su padres.
Éste es un caso en que no se le puede echar la culpa al educador ni al maestro
ni al cura de la parroquia. Los padres son los culpables, tomando el rábano de
la tolerancia por las hojas de la insensatez con sus potitos de telemierda. Si
un 44 por ciento de los padres sigue pensando que sus hijos ven poco la
televisión, por lo que parecen disgustarse, y si una buena parte de los menores
tiene a «Gran Hermano» como su espacio favorito (y ambos hechos suceden en la
realidad), para introducir los necesarios cambios de criterios y valores harán
falta legiones de psicólogos y pedagogos para los muchachos, psiquiatras para
sus padres y, en caso de ineficiencia de estos métodos pacíficos, habrá que
llamar al Séptimo de Caballería. Si no se reconoce que la basura ensucia o que algunos programas resultan tóxicos, como algunas setas
son venenosas, la pescadilla seguirá mordiéndose la cola en una espiral que
conduce al absurdo. Hay excepciones en las programaciones televisivas, es
cierto, pero o bien nos hemos vuelto locos o lo excepcional por su interés y su
calidad es lo que debería ser habitual y cotidiano salvo que queramos
engañarnos a nosotros mismos. El gran argumento de que los televisores disponen
de un mando para apagarlos es un sofisma descomunal: también las armas de fuego
disponen de un seguro, y los padres no suelen dejar una pistola en el cuarto en
que juegan sus hijos. Lo que a uno le sorprende es la hipócrita sorpresa que
muchos simulan cuando se cuantifican los horarios y los programas de
numerosísimos españolitos. Es lo que ha ocurrido con la denuncia del abuso de
la automedicación en nuestro país: algunas personas, ante la noticia, han
echado mano de un tranquilizante para quitarse el susto.
Fuente: Faustino Álvarez, en "
TELEMIERDA
EN TELECINCO
Dura y atroz ha
sido la vida desde siempre. Hoy también lo es la nuestra. Y necesitamos
descansar contemplando los viejos polvos de
Fuente:
Martín Miguel Rubio Esteban, en "
PURA
TELEMIERDA
Nada de lo que
está ocurriendo en televisión ocurriría sin el beneplácito de los directores
generales. Ningún cutrefamoso se sentaría delante de una cámara si no fuese porque
unos señores de mesa acolchada y sueldo rotundo planifican y aprueban esos
programas de malos instintos. Esos tantos programas en los que unos hombres y
mujeres que se hacen llamar periodistas van a la caza de una víctima
sospechosa. Van a morder. Van a matar, dejando su mordisco en el alma de todos.
Muchos de los espectadores no tienen conciencia del daño que hace ver a seres
humanos acosar moral y gratuitamente a otros seres humanos, sacarles lo peor de
sí mismos para hacer del corazón finanza. El veneno que acaba saliéndoles por
los ojos y la boca invade nuestro cuarto de estar y nuestros sueños. Cuando veo
a esos periodistas de la podredumbre olisquear, lamer, incitar, clavar los
caninos en los invitados, me viene a la cabeza la imagen de los perros de
presa. Perros que, seguramente, no tendrían comportamientos violentos si no
fuera porque les han adiestrado para atacar. ¿Y quién les ha adiestrado? El
poder, los altos cargos, los cazadores de audiencias. Esos que no dan la cara
en la pantalla pero que, terminada la pelea, felicitan y dan huesos jugosos al
perro más traidor, al contertulio más canalla. Ellos, los que generan estos
productos adictivos y enfermos, son los responsables. Y no es de ley que echen
la culpa a los que ellos mismos han hecho famosos a costa de sacar a la luz sus
miserias. Los que relatan sus inmundicias y las ajenas quizá no sean mejores
que los adiestrados, pero no son los que han inventado el juego. Hoy la prensa,
la televisión, tiene un poder inusitado, y lo están utilizando perversamente.
Hoy interesan los chulos, las prostis, los cotillas y los políticos basura. Hoy
son ellos los que acaparan los programas para hablar de mentiras, asuntos que
nada tienen que ver con la realidad de la calle. Y ya es hora de que pidamos cuentas
a esos que agarran la cáscara de la culebra y nos la plantan impunemente frente
al sofá. A ellos y a los gobiernos que los alientan. Recuerdo que este verano
en un encuentro de escritores, un cámara hizo retirarse bruscamente al gran
Rodríguez Méndez para sacar a la política inauguranta del evento. Yo,
indignada, le dije. «Oiga, ese señor es el mejor dramaturgo vivo de este país».
El cámara me respondió: «Lo siento pero yo no soy culto y esa señora es la que
sale en la tele». Y la que le paga, pensé yo. Así están las cosas: empujan y
callan a los poetas, a los que ven la verdad mágica y honda del mundo, para que
hablen los mentirosos y su coro de grillos desafinados. El poder de los medios
hace famoso el barro y tira el agua. Ellos, sólo ellos, tienen la culpa. Y si
no cambian las cosas es porque no quieren cambiarlas. Porque están haciendo
mucha moneda, aunque sea de purita mierda.
Fuente: Paloma
Pedrero, en "
RESIGNACIÓN
TELEVISIVA
Últimamente, los árboles de la
"telebasura" nos impiden ver el bosque de la televisión. Es cierto
que esos programas de gritos, peleas y bazofias varias destacan sobremanera,
pero son sólo una muestra más de un mundo de información partidista, humor
arcaico, costumbrismo barato, poca brillantez y, en definitiva, escasa o nula
originalidad. Y, cuando se emite algún programa o serie de calidad, entonces
los problemas son otros. Baste una mirada a los dos ejemplos siguientes. MÁS
INFORMACIÓN
RELFEXIÓN
SOCIOLÓGICA SOBRE
La actriz que nunca hubiera pasado de las
representaciones de aldea; el cantante sin otro horizonte que el festejo
pueblerino; el humorista de cenáculo y burdel; la prostituta de copa y cama; la
reina de la belleza local, que hace cincuenta años se convertía a los dos meses
en foto de álbum y sepia, todos ellos seres insignificantes, si acceden ahora a
la televisión, a algún programa primetime de la pequeña pantalla, se convierten
de la noche a la mañana en estrellas fugaces. Es un fenómeno nuevo en la
sociedad que exige la reflexión sociológica. Christine Ockrent, una de las
grandes profesionales de la televisión francesa, ha subrayado agudamente este
fenómeno para añadir que a continuación se produce la venganza de los don nadie
contra las élites. Un cantante fugitivo de Operación Triunfo, al llegar a un
acto popular, le chupa al consagrado tras décadas de esfuerzo, las cámaras y
los focos. Una actriz ombliguera y procaz, y además pezonera, que mueve el
rabel en una serie de televisión, eclipsa en público a la que lleva muchos años
interpretando a los clásicos y a la vanguardia. El putón verbenero encumbrado
por la televisión se enseñorea en las fiestas por encima de la esposa del
político o del diplomático. Es el desquite de los insignificantes. Ciertamente,
y salvo alguna excepción, las tamaras, los dinios, las malenas, los pocholos y
las berrocales están considerados como los bufones de
Fuente: Luis
María Ansón, en "
MUGRE -
FANGO - BAZOFIA -TELEKAKA
Comienzan a aparecer periodistas arrepentidos.
Quieren escapar del fango, de la mugre. Otros muchos se enriquecen revolcándose
en el estiércol. Los hay millonarios. Han hecho su fortuna denigrando al ser
humano, envileciéndolo. Xavier Sardá en TELECINCO, principalmente. Me abrasarán
insultos y calumnias, pero no me importa. Es Sardá un comerciante de ventaja
del culo, la teta, el lecho, la infamia y la demagogia. Juega a político y se
cree de izquierda y «solidario». Pero no toda la culpa es suya. Al menos, Sardá
ha sido inteligente y se ha forrado, como Ana Rosa Quintana. Pero empiezan a
desertar los segundones, esos usados y tirados licenciados en Ciencias de
Fuente: Alfonso
Ussia Orejón, en "
TELEMANIPULACIÓN
Agotados por el trabajo, horrorizados por el desempleo, angustiados por
el futuro, hechizados por la televisión, aturdidos por los tranquilizantes, los
ciudadanos sufren un adoctrinamiento constante, invisible y clandestino.
¿Pueden contar con la prensa, con ese recurso a veces llamado “cuarto
poder”, cuya función en la democracia es desvelar la verdad y proteger a
los ciudadanos contra los abusos de los otros tres poderes, legislativo,
ejecutivo y judicial? De hecho, para decirlo llanamente, no.
Fuente: Noam
Chomshy e Ignacio Ramonet (coautores de Cómo nos venden la moto).
TELEVISIÓN PARA DROGADICTOS
Muchos ciudadanos confortablemente instalados en el sofá de su salón,
mirando en la pequeña pantalla una sensacional cascada de acontecimientos a
base de imágenes fuertes, violentas y espectaculares, estiman que pueden
informarse con seriedad. Error mayúsculo por tres razones: la primera, porque
el periodismo televisivo, estructurado como una ficción, no está hecho para
informar sino para distraer; en segundo lugar, porque la sucesión rápida de
noticias breves y fragmentadas (una veintena por cada telediario), produce un
doble efecto negativo de sobreinformación y desinformación, y finalmente porque
querer informarse sin esfuerzo es una ilusión más acorde con el mito
publicitario que con el derecho que los ciudadanos tienen a participar
inteligentemente en la vida democrática. Hoy, un hecho es verdadero no porque
corresponda a criterios objetivos, rigurosos y verificados en las fuentes, sino
simplemente porque otros medios repiten las mismas afirmaciones y las
“confirman”. Si la televisión (a partir de una noticia o una imagen
de agencia) emite una información, y la prensa escrita o la radio la retoman,
es suficiente para acreditarla como verdadera. De esta forma se construyeron
todas las mentiras sobre
Fuente: Ignacio
Ramonet (director de Le Monde Diplomatique).
EL PRECIO DE
Después de años, muchos años, asistiendo a la
creciente degeneración de lo que fue prensa rosa y hoy es exhibición de
estercolero, la sociedad española, abrumada, empieza a reaccionar con hastío y
con repugnancia ante un fenómeno que ha superado todas las cotas imaginables de
excavación en el pozo de la porquería. Responsables de esta situación que todos
dicen lamentar pero de las que no pocos se aprovechan, ha habido muchos. Los más
visibles son los protagonistas y sus voceros, presuntos informadores que en
realidad son parte de la misma red de explotación de los detritus. Pero los
últimos culpables no son ellos. Los máximos responsables y los que tienen en su
mano acabar con el inmundo tráfico son quienes pagan. O sea, los medios de
comunicación involucrados en tan repugnante compraventa. Las televisiones y las
revistas que han convertido sus platós y sus páginas en un zoco infame son las
que tienen la obligación de acabar con el monstruo que envilece al conjunto de
la sociedad española y que afecta gravemente (no es broma) a los valores
mínimos exigibles al colocar como espejos sociales y triunfadores a una caterva
de parásitos. Y la solución es bien fácil: dejar de pagar. Con cerrar el grifo
de ese dinero fácil y escandaloso en dos viñetas desaparecía toda la farsa y no
quedaba uno solo de los esperpentos que se pasean por sus escenarios. Es
simp a poner el cascabel al gato?
Fuente: Antonio Pérez Henares,
periodista, en
OPININIONES DE PERIODISTAS Y ESCRITORES
·
"La contrarrevolución idiotiza. La televisión es contrarrevolucionaria,
franquista, monárquica, católica. La televisión es parte de la cultura de los
pobres". Eduardo Haro Tecglen.
·
"Ninguna otra invención humana ha causado tanto daño a las personas como
la televisión". Rafael Sánchez Ferlosio.
·
"Aquella locutora de televisión se equivocó un día y puso la sonrisa que
no estaba programada por el mando. La echaron, claro". Julio Cebrián en "Revista
Cultural de Segovia".
·
"Los periodistas sólo podremos constituirnos en el verdadero cuarto poder
si mantenemos nuestra independencia, y no nos dejamos corromper por los
negocios o por los gobiernos". Adam Michnik en el diario "El
Mundo".
·
"Hay gente que llega a fin de mes con tres columnas en los periódicos y
cuatro tertulias en la radio. Pero no me acaba de parecer una manera honesta de
ganarse la vida, porque nadie puede tener opinión absolutamente de todo". Ramón de España en "El
Triangle".
·
"Los medios de comunicación están monopolizados por unos pocos que no
obstante pueden llegar a todas partes. Nunca hubo tanta incomunicación a causa
de tan pocos. Cada vez hay más gente con derecho a ver y oír, pero cada vez son
menos los que tienen el privilegio de informar. La dictadura de la palabra
única y la imagen única, mucho más devastadora que el partido único. Dóciles
radioescuchas y pasivos televidentes construidos en el modelo de la cadena de
montaje USA de la radiotelevisión comercia"l. Eduardo Hughes Galeano.
·
"El periodismo tiene fama de mentir; el periodismo puede mentir incluso
sumando frases que aisladamente pueden ser ciertas. Sólo en la sutileza de lo
fiable se esconde la gran manipulación". Antoni Batista Viladrich, redactor de "
·
"Las televisiones y las radios aguantan generalmente tutelas
gubernamentales por la vía de la “concesión” de canales o
frecuencias, que se dan con fecha de caducidad (en Cataluña se le aplicaron a
·
"Un sondeo de opinión americano ha dicho que la profesión de periodista
es la más despreciada en EEUU. Ignoro si en Italia se ha efectuado una encuesta
semejante, pero si el Comité USA para
·
"El periodismo es una profesión asediada desde fuera por los enemigos de la
libertad de expresión y desde dentro por quienes traicionan el buen hacer
periodístico, ya sea debido a las presiones estatales, ya sea debido a la
intromisión de los ambiciosos magnates de los medios de comunicación". David Randall, autor de "El
periodista universal".
·
"Cualquier periodista que no sea tan estúpido o que no esté tan enamorado
de sí mismo que no sienta lo que está ocurriendo, no puede dejar de saber que
practica un oficio inmoral. Actualmente, trabajar de periodista es hacer de
confidente de alguien o buscar una confianza que no se merece para después
traicionarla". Janet Malcom, periodista.
·
"Los grandes periódicos y las cadenas de televisión fabrican o manipulan
la opinión del 80 por ciento de la población. Existe un modo de tratar las
noticias, elegirlas, limitarlas. En EEUU hay 1.800 periódicos; 11.000
semanarios; 11.000 emisoras de radio; 2.000 canales de televisión; 2.500
editoriales. Más del 50 por ciento está controlado por una veintena de
compañías, cuya fuente de ingresos más importante es la publicidad. No es el
consenso del público quien permite la supervivencia de los medios de
comunicación, sino los intereses comerciales". Noam Chomsky, sociólogo y
escritor.
·
"En la antigua TVE –cuado estaba yo– se entraba por meritos o
por oposición, y hoy día de braguetazo o vasallaje de partido". Santiago
López Castillo, en "Cambio16".
A PEDRADAS CON EL PADRINO
Periodistas de TV3, os toca ser los marineros del Potemkin
evitando que la televisión catalana sea manipulada con criterios partidistas;
exigiendo la desaparición de los "comisarios periodistas" y
ejerciendo un escrupuloso respeto al pluralismo político. Organizad una
"intifada" contra la censura y enfretaros al grosero sectarismo de
vuestros directivos. No estáis solos.
Fuente: Jaume
Reixach Riba, director de "El
Triangle".
EL MAGISTERIO PERVERSO DE
La última batalla
ideológica de su vida la dio el filósofo Karl Popper en defensa de la
democracia amenazada por el tremendo poder de la televisión. El autor de La
sociedad abierta y sus enemigos, un pensador inspirado en el espíritu de la
libertad y la tolerancia, alertó sobre los riesgos de la influencia nociva del
medio televisual, cuando desperdicia el inmenso potencial que tiene para unir,
generar actitudes solidarias y pacíficas y, en fin, contribuir a la educación.
Popper sostuvo que una democracia no puede subsistir si no se le pone control
al poder político de la televisión, en un ensayo que dictó un mes antes de
morir, en 1994, preocupado por los efectos envilecedores de la llamada nodriza
electrónica, tanto en la infancia como en la población en general. En países
como el nuestro, muchas veces parece que la televisión obra en contravía de los
propósitos educativos. Ofrece noche tras noche, en horarios familiares, un
vasto catálogo de violencia, incivilidad, sensacionalismo y antivalores. Es
hasta redundante volver a hablar de los llamados reality shows. Sin embargo, la
sociedad permanece indiferente. Sólo en forma esporádica se debate sobre el
papel de la televisión. Hay una extraña sumisión a los mandamientos de ese
nuevo superpoder, que moldea costumbres y formas de vida y abusa del tiempo
libre de los espectadores. Ladrona del tiempo, criada infiel, ha sido
denominada por varios críticos como John Condry, en cuyo texto se basó Popper
para dejar esa suerte de testamento intelectual, admirable porque lo concibió
en su tozudez de filósofo irreductible, cuando ya se le agotaban las fuerzas,
en su retiro de Kenley, cerca de Londres. Si en países que nos aventajan en
múltiples campos, como Gran Bretaña y otros de Europa, la discusión pública
sobre la responsabilidad de quienes dirigen y producen el medio televisivo está
a la orden del día, en Colombia se demuestra una vez más el subdesarrollo
cultural, no sólo porque se tolera en forma obediente la alarmante ausencia de
calidad en buena parte de la programación, sobre todo la de los canales
privados, sino, también, porque llegamos a suponer que la alternativa estaría
en los canales europeos que nos llegan por el cable, cuando en realidad día
tras día están siendo cuestionados por motivos más o menos parecidos a los que
podríamos detectar en los de este país. Si eludiéramos el deslumbramiento que
nos causa lo foráneo, advertiríamos que la telebasura es un fenómenos
transnacional. Popper no era ni un repartidor de moralina, ni un profesor
aislado del mundo real. En su ensayo sobre la televisión se preocupó por
invocar sus títulos de competencia para evitar malentendidos: Era filósofo,
psicólogo, educador de niños y un defensor vehemente de las ideas democráticas.
Pero no podía cohonestar la tarea dañina de la mala televisión y mala maestra.
Dijo en varios textos que la democracia debe ser “autónoma, estructurada,
policéntrica y capaz de ejercer un control permanente y eficaz sobre el
concreto modus operandi de las instituciones y de su personal político y
administrativo”. Al proponer la profesionalización y la acreditación de
los productores y trabajadores del medio televisual, dijo que así como la
televisión es “una tremenda fuerza para el mal, podría ser una tremenda
fuerza cultural para el bien”. Y refutó el sofisma que repiten los
agentes del imperio del mercado cuando dicen que “hay que ofrecerle a la
gente lo que quiere”. Al replicarles, Popper les dijo que no se escudaran
en la democracia, porque la democracia tiene entre sus objetivos primordiales
el de acrecentar la educación general, no el de degradarla. ¿Será posible que
en Colombia se discuta en serio y en público acerca de la responsabilidad de
quienes hacen televisión? ¿Será capaz la sociedad, con el Estado, de establecer
un control legítimo y eficaz del medio televisivo, para garantizar que la
televisión canalice su poder hacia un propósito cultural y educativo y supere
la tendencia a deseducar, alienar y menospreciar la audiencia nacional? Es hora
de ponerle límites a ese magisterio perverso.
Fuente: Juan José García Posada, articulista de "El Colombiano".
TIMOCRACIA RADIOTELEVISIVA
En términos aritméticos, la deuda de RTVE sobrepasa ya los
6.000 millones de euros (un billón de antiguas pesetas). En términos políticos,
la deuda es todavía mayor. El presidente del Gobierno, cuando todavía no lo
era, se comprometió ante los electores a recortar el tamaño del Ente,
privatizando al menos una cadena y convirtiendo la otra en lo más parecido a lo
que proclama ser: un servicio público financiado con dinero público, no un
servicio de propaganda gubernamental que compite deslealmente con las pocas
empresas privadas que su inmensa sombra publicitaria deja subsistir. En el
Pirulí (sede de RTVE) se debe materialmente más que nunca. Moralmente, la deuda
empieza a ser impagable. En ningún sector permitiría ningún gobierno europeo la
competencia desleal que la televisión llamada pública hace en el sector
audiovisual a las privadas. Que el achaque sea tara europea y no sólo española,
ya que la clase política es igual de sinvergüenza en todos los países y todo le
parece poco para esmaltar su paso por el poder, es flaco consuelo. Menos aún
cuando comprobamos que el Gobierno del PP predica austeridad presupuestaria a
los manirrotos de Alemania y Francia, pero en lo que a televisión se refiere
está dando un recital de fechorías contables que sólo Pedro Solbes es capaz de
perdonar. El déficit de RTVE no deja de aumentar y aunque digan los nuevos
pastores del Ente que en el 2003 va a cambiar por primera vez la tendencia,
nadie puede creer semejante cuento. En primer lugar, porque ya estamos hartos
de oírlo y de comprobar todos los años que nos han vuelto a mentir. En segundo
lugar, porque la propia fechoría contable, el truco de lo público privado y de
lo privado público, no deja margen a la solvencia financiera y al saneamiento
empresarial. La clave de esta contradicción entre el discurso político y la
realidad contable está en el carácter público, que requiere una participación
presupuestaria en los ingresos anuales superior al 50 por ciento. Por mucho que
TVE compita deslealmente con las cadenas privadas, al final debe cobrar más del
Presupuesto que de los anunciantes, o perdería su carácter público y debería
seguir la senda de las privatizaciones de tantas otras empresas ruinosas, que
dejaron de pesar como un fardo en los bolsillos del gasto público y hoy, con
una gestión ajustada a la realidad del mercado, hasta se permiten ganar dinero.
Para evitar la competencia desleal, Telecinco o Antena 3 Televisión deberían
recibir los mismos fondos públicos que RTVE pero al revés: un euro menos del 50
por ciento, para que siguieran siendo empresas privadas pero doblemente
financiadas. Así, la trampa sería de todos y nadie se podría quejar. Salvo el
contribuyente, claro. Pero a ése no le hace caso el PP. Y el PSOE, menos.
Fuente: Federico Jiménez Losantos, en el diario "El Mundo" (España).
TELEFIGURAS EN
¿Por qué los partidos políticos echan mano de
presentadores o periodistas para lanzarlos a las contiendas electorales? ¿Se aprovecha
la popularidad de las telefiguras con fines partidarios? ¿Qué hay de la ética
periodística? Álvaro Artiga, profesor de
Fuente: El Diario de Hoy (El
Salvador).
REBELIÓN EN RTVE
Primero fueron varias decenas de redactores de Televisión Española y
ahora han sido trabajadores de RNE en Cataluña quienes han criticado la
manipulación informativa ordenada por sus mandos. El Sindicato de Periodistas
de Catalunya ha denunciado la sustitución de ciertos redactores por otras
personas "más dóciles".
TELEVISIÓN Y PODER POLÍTICO
El hombre pasa la mayor parte de su tiempo libre consumiendo medios
audiovisuales; por lo tanto, el Estado, los gobernantes y los políticos deben
competir con las mismas armas para conseguir audiencia. No hay programas ni
objetivos concretos, sino mera captura del poder y una lucha constante para
conservarlo, aunque sea a costa de modificar día tras día el contenido de los
programas de gobierno y las intenciones de los partidos políticos. Esta
práctica lleva a dar prioridad a ciertos temas (humanitarios, ecológicos,
culturales), que son tratados por ambos socios de los medios audiovisuales
(televisión y Estado) de prisa y sin realizar un análisis crítico de los
mismos.
Fuente: Régis
Debray.
TELEVISIÓN ESPAÑOLA
– TELEVISIÓN CULPABLE
Fuente:
URDACI SICARIO
"La acusaron
de puta, espía y ladrona. La despidieron y se lió a tortazos con los héroes,
los llamó trepas (oportunistas), vagos, mentirosos, inmorales. Los jueces la
absolvieron" (Raúl del Pozo en "El Mundo"). Se trata de "Ángela
Rodicio" (Ángela Rodríguez González), ex corresponsal de TVE en Oriente Medio. Ha escrito un libro, otro
varapalo para Alfredito Urdaci Iriarte, ex
director de los Servicios Informativos de TVE en tiempos de Don Giuseppe Aznar
López. Condena por la huelga 20-J; Fernando G. Delgado; Ángela Rodicio ... Este
hombre es un riesgo para el periodismo veraz, objetivo y responsable. Otro de
los presuntos "héroes" desenmascarados por Ángela
Rodicio ha sido Arturo Pérez-Reverté y Gutiérrez, antiguo corresponsal de guerra de
TVE, porque "pagaba a los soldados disparando en sus crónicas para que
pareciera que él estaba en primera línea de la guerra" (Ángela Rodicio en
"El Periódico de Catalunya"). ¡¡Otro "mito" a tomar por
kulo!! Cómo esta el periodismo en
DIRECTOR DE TVE
CONFIRMA MANIPULACIÓN
El director general de Televisión Española, Juan Menor
Sendra, ha confesado que no estaba de acuerdo con determinadas actuaciones
llevadas a cabo en su etapa con el gobierno de José María Aznar López. Juan
Menor explica que si no se enfrentó a
FUENTE: POLICÍADIGITAL.
TELEMIERDA
PLANETARIA
"El sabio consejo de
nuestros antepasados sobre guardar el corazón
con siete cerrojos está pasado de moda. Hoy se
usa ventilar los asuntos más íntimos y personales ante cualquiera que quiera
escuchar... o pagar" Basta encender el televisor para encontrarse con una
tendencia cada vez más pronunciada a revelar lo más íntimo del ser humano.
Ahora, ya no bastan las telenovelas y los programas que manejan alguna
situación de la vida real. Ni siquiera los "talk shows". Ya nada de
esto es suficiente para que la productora, sea cual sea, se enriquezca en un
mayor grado. Para darse una idea de las cifras que se manejan, la emisión de un
final de este tipo de programas alcanza en nivel de audiencia a la final del
"Super Bow" y la entrega de los Oscar. Además, como ejemplo,
ORIGEN Y
En setiembre de 1999 la televisión holandesa tuvo la
idea de homenajear la novela de George Orwell, 1984, creando un programa de
televisión cuyo nombre hacía alusión a uno de los personajes del libro. En
dicha novela el autor imaginaba cómo sería el mundo en el año del título (la
escribió en 1948) y en esa predicción veía a los hombres viviendo bajo la
vigilancia de alguien que todo lo veía y controlaba, llamado el Gran Hermano.
Desde entonces, varias han sido las variantes de programas de este tipo, que se
emiten por cadenas como
PERFIL DE LOS INTEGRANTES
Los participantes son cuidadosamente elegidos, ya que
esta selección es la que determina el éxito del programa. Investigando de
manera superficial el perfil de ciertos participantes de los reality shows con
sus respectivas variantes, se encontró que son personas que han crecido bajo un
ambiente no muy propicio para el desarrollo de los valores fundamentales, ya
que provienen de familias desintegradas, de ambientes extremos o actividades
extravagantes. Lo importante es que tengan “algo” que llame la atención, no
importa lo que sea, y que estén dispuestos a todo, a “desnudar su vida”. Al
fin, los encargados de los medios de comunicación saben que es mucha la
necesidad de intimidad que tiene el ser humano y que cuando ésta es pobre en su
propia vida, la busca en las vidas ajenas; así que, confiados están en que los
espectadores no dudarán en ver tantas y tantas historias e intimidades plasmadas
en una pantalla chica o grande.
(*)
Tomado de www.encuentra.com
“Se debe guardar la justa reserva respecto a la vida
privada de la gente. Los responsables de comunicación deben mantener un justo equilibrio
entre las exigencias del bien común y los derechos particulares. La ingerencia
de la información es condenable en la medida en que atenta contra la intimidad
y la libertad de la persona”, se lee en Catecismo de
Fuente:
María del Rosario G. Prieto, en Tiempos del Mundo.
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