CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

Inmigración clandestina de colombianos y emigración clandestina de capitales (hacia Colombia). Negocio redondo. Pero ¿qué está pasando en la T-4? España se ha convertido en una potencia en la importación de mano de obra barata, prostitutas, inmigrantes clandestinos, delincuentes y falsos turistas. Asimismo exporta irakíes a EEUU con pasaportes falsos y montañas de dinero (sin declarar) a Colombia. ¿Qué sucede en los aeropuertos españoles? ¿A cuánto asciende la evasión de capitales procedente del crimen organizado y la prostitución? ¿Cuántos terroristas, delincuentes y mafiosos circulan por el mundo con la nacionalidad española? ¿Cuánto tiempo aún tardará EEUU en exigir visado a los españoles de verdad a la vista de la falta de credibilidad del pasaporte de la "octava potencia" económica del mundo?

El narcotráfico colombiano en sus tres vertienes (carteles, paramilitares y FARC) es tan peligroso como el terrorismo islámico o la peste "bolivariana" chavista por su capacidad de penetración en la economía regular de cualquier país (Panamá, Costa Rica o Guatelamala ya casi son narcocolonias) y la infiltración del Estado (presidentes, diputados, jueces, policías, militares). En México se ha convertido en una pesadilla en la frontera con EEUU y en España ha conquistado el mercado de la droga hasta convertir a los españoles en los primeros consumidores per cápita de cocaína en el mundo. ¿Cómo ha podido entrar semejante cantidad de droga sin haber sido detectada? ¿Quién miró para otro lado? Este hecho es la confirmación de la narcolombianización en ciernes de la "nación" expañola. Sin la masiva y descontrolada inmigración de colombianos, un millón apróximadamente, como ya sucedió en EEUU, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Guatemala, no hubiera sido posible la expansión de los tentáculos (informantes, distribuidores, testaferros) del narcotráfico. ¿Cómo distinguir ahora la paja del grano? Ya es tarde porque el caballo de Troya ya incubó el huevo de la serpiente. Más pronto o más tarde descubrimeros los vínculos entre los políticos traidores "autóctonos" y las mafias colombianas porque de la noche a la mañana un país no se convierte en "lider" planetario del consumo de cocaína (por delante incluso de EEUU) sin la vista gorda de las autoridades "autóctonas". El narcotráfico colombiano es un veneno sin antídoto (democrático), y como botón de muestra está la tentativa de asesinato del ministro de Seguridad Pública de Costa Rica, Fernando Berrocal Soto, decidido a deportar a miles de colombianos indocumentados y delincuentes y cortar por lo sano la penetración del narcotráfico en Costa Rica como base de operaciones hacia EEUU y Europa. España es la puerta de entrada de la cocaína colombiana en Europa, pero también es la plataforma donde los carteles blanquean sus ganancias obtenidas en la UE. El Departamento del Tesoro de EE UU sitúa España en el selecto grupo de países donde los empresarios de la droga inician el circuito del lavado. Es el único país europeo que se cita. La CIA, por su lado, califica el territorio nacional como "lugar de blanqueo de los traficantes colombianos". El último gran narco detenido, Chupeta, había mandado a dos hermanastros a crear empresas a Madrid. España se incautó en 2006 de 2.700 millones de euros del crimen organizado, casi el doble que el presupuesto del Ministerio de Justicia español.

Los principales carteles de la cocaína de Colombia utilizan España como plataforma en Europa para lavar el dinero ilícito obtenido de su negocio en el viejo continente. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos considera, según sus informes, que los grandes grupos colombianos emplean para blanquear su dinero negro un reducido número de países: Colombia, Panamá, Costa Rica, Perú, la isla de Aruba (perteneciente a los Países Bajos) y, claro, España. La CIA, por su lado, asegura que el territorio español no es sólo la puerta de entrada de la cocaína para la UE, sino también "un lugar para el lavado de dinero de los traficantes de narcóticos colombianos". El negocio global de la droga mueve 322.000 millones de dólares anuales, según el Informe Mundial de Drogas de la Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas. Casi dos tercios corresponden a la cocaína. España es, sin duda alguna, la puerta de entrada de la cocaína en Europa. La conclusión se obtiene de dos datos. El primero es que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad quitaron el año pasado de la circulación 49.650 kilos, una cifra sólo superada por Colombia, Venezuela y EE UU. El segundo es que, desde 2005, España tiene un porcentaje de consumidores de cocaína superior al de EE UU, aunque este país es el mayor mercado mundial y el que suma más consumidores en números absolutos. Las operaciones de narcotráfico se pagan en metálico. Los narcotraficantes suelen cobrar en maletas llenas de billetes un dinero que tiene que llegar al proveedor. El precio medio de un kilo de cocaína al por mayor es de unos 41.800 dólares. Es decir, que si un grupo de narcotraficantes logra introducir un cargamento de 2.000 kilos (la carga media que llevaban los barcos incautados por la Unidad de Drogas y Crimen Organizado, Udyco) el monto total a pagar es de 83,6 millones de dólares. Es en ese momento cuando empieza el circuito del lavado del dinero. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en su informe de 2007 titulado Impacto de la Sanciones Económicas contra los Carteles Colombianos de la Droga asegura que los carteles de Cali, Valle del Norte y de la Costa Norte utilizan España como punto de blanqueo de sus ganancias europeas. "Cada imperio de la droga", asegura, "incluye una vasta red de empresas, manejada por familiares y otros trusts, en Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, España y Venezuela". El ejemplo de libro es el del cartel dirigido por los hermanos Gilberto José y Miguel Ángel Rodríguez Orejuela. Partiendo de una empresa que denominaron Drogas La Rebaja (es un nombre real), creó un emporio empresarial que se extendió a España. Aquí, el Tesoro de EE UU señaló a 13 empresas como vinculadas a los Rodríguez Orejuela. Se trataba de seis sociedades limitadas de inversión (inmuebles y valores), algunas imprentas, empresas de servicio e, incluso, de material informático. La información, recabada tras las investigaciones en EE UU y Colombia, fue transmitida a España. Pero cuando los datos llegaron, esas empresas habían sido vendidas, liquidadas o extinguidas. De libro también es el ejemplo de Orlando Sabogal Zuloaga, detenido en Majadahonda (Madrid) en octubre pasado. Conocido como El Socio, está considerado el brazo derecho de Luis Hernando Gómez Bustamante, jefe del cartel Norte del Valle, la organización de narcotraficantes a la que Estados Unidos atribuye la distribución del 40% de la cocaína que se consume en el mundo. Era el "recaudador ejecutivo" de la organización, pero los investigadores de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil no lograron dar con las empresas que utilizaba para reexpedir el dinero a su jefe. "Es que eso es precisamente lo más difícil de investigar", asegura un mando de la Unidad de Delincuencia Económica y Financiera (UDEF). No es fácil, porque los narcotraficantes se han hecho expertos en ingeniería financiera. "Y porque ligar un dinero que ya ha pasado por varias empresas, incluso por un paraíso fiscal, a la actividad ilícita original del tráfico de drogas es una tarea ímproba", subraya el mismo comisario. El objetivo de las redes es "acercar" el dinero hasta donde reside el capo narco. El método es llevárselo directamente en metálico (en barcos, camuflado en contenedores, con personas que se lo pegan al cuerpo) o hacerlo a través de operaciones financieras. Los traficantes suelen utilizar estas empresas para operaciones concretas. Para ello compran compañías con un discreto historial de facturación, con dinero que procede de varias empresas puente o pantalla, lo que dificulta su seguimiento, especialmente si alguna de ellas está radicada en un paraíso fiscal. El dueño aparente de ese trust es "un abogado o un asesor fiscal, que a veces tiene una pequeña participación y suele ejercer de administrador". El siguiente paso consiste en inyectarle dinero que procede de las ganancias de la operación de narcotráfico, de forma que la empresa empieza a generar beneficios ficticios. Ese dinero empieza a estar blanqueado. La misma empresa establece relaciones con otras firmas pantalla. El dinero suele saltar a Suiza, luego a un país no considerado caliente (sospechoso) para llegar a Miami o a una isla del Caribe, ya limpio. El dinero ya está a disposición de los narcos. Las cuentas utilizadas no están abiertas mucho más de un mes. Así, cuando el aviso llega a la policía o la Guardia Civil o al Servicio de Prevención del Blanqueo del Banco de España, no hay ni un duro en la cuenta. Información .

El Chupeta había puesto sus tentáculos en España. Juan Carlos Ramírez Abadía, detenido el pasado 7 de agosto en Sao Paulo (Brasil), es el último gran narcotraficante colombiano que cae en manos de la justicia. Sus hermanastros habían residido en España entre octubre de 2001 y octubre de 2004, tiempo que emplearon en crear una red de empresas para el blanqueo de dinero. Esas empresas supuestamente enviaron a Brasil, a través de España, el dinero de sus ganancias en Europa; y vía México, sus beneficios en Estados Unidos. El dinero fue reexpedido a un banco de Uruguay, desde donde dos socios brasileños de Chupeta se lo iban llevando hasta São Paulo. Con esa pasta, el narco había creado 16 empresas. Ramírez Abadía, de 44 años, creció al amparo de los hermanos Rodríguez Orejuela, mandamases del cartel de Cali, hasta que logró independizarse de ellos sin entrar en guerra. Se licenció en Económicas en Bogotá. Considerado como un hombre de buenas maneras pero extremadamente violento, prácticamente tomó el control de toda la cocaína que se vendía en Los Ángeles (California). Luego extendió su polvo blanco por la ciudad de Nueva York. Su poder llegó a ser tal que la Agencia Antidroga Americana (DEA, en sus siglas en inglés), ofrecía por su captura una recompensa de cinco millones de dólares y lo situó en la lista de los 11 narcotraficantes más importantes, ya que fue elevado a la categoría de "jefe del cartel del Norte del Valle". El día que fue detenido estaban junto a él sus hermanastros Peter García Verano (también se hacía llamar Victor), de 44 años, y Jaime Hernando Martínez Verano, de 49. Ambos fueron localizados en España, en Madrid, en octubre de 2001. Peter obtuvo permiso de residencia y estuvo viviendo en la calle del Capitán Haya. Jaime, en cambio, entraba y salía continuamente de España como turista. Los dos hermanastros por parte de madre del Chupeta desarrollaron "actividades empresariales", mediante la creación o participación en "sociedades mixtas en las que figuraban españoles", muchos de los cuales eran meros "testaferros u hombres de paja", según fuentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) central y el Grupo de Localización de Fugitivos, ambos dependientes de la Comisaría General de Policía Judicial. Dichas empresas eran utilizadas para el blanqueo de capitales. Las pesquisas permitieron descubrir "un entramado utilizado para dar aspecto legal a los pingües beneficios obtenidos de las actividades de narcotráfico a gran escala". Los hermanastros abandonaron España a finales de 2004, pero la información obtenida desde España coadyuvó a la localización de Chupeta. El dinero procedente de España iba dando saltos por empresas hasta acabar en sendas cuentas del Banco de la República, en Uruguay. Ramírez Abadía, según las autoridades colombianas, logró acumular una fortuna calculada en 1.800 millones de dólares. Pero el Chupeta era también especialista en amontonar dinero en metálico. El narco lo escondía en bolsas de plástico cerradas al vacío para evitar su deterioro. Ese dinero lo empleaba en el pago de mercancías y servicios. En enero de este mismo año fueron encontradas de esa guisa, enterrados bajo unas casas de Cali vinculadas a Ramírez Abadía, seis caletas o escondites subterráneos con más de 89 millones de dólares en metálico, de los cuales casi dos millones se los habían comido los gorgojos (insectos). Más seguro, guardaba 309 lingotes de oro en un escondite en el barrio Prados del Norte, de Cali. La detención de Ramírez Abadía ha reabierto en Cali el misterio de las caletas donde supuestamente oculta el dinero, incluso cierta fiebre del oro por encontrarlas. El Gobierno colombiano se ha comprometido a utilizar el dinero en metálico incautado por ahora -que según la revista Semana, de Colombia, se guarda en una bóveda del banco de la república- para construir casi 5.000 viviendas en Cali y Buenaventura. Sin embargo, en el momento de su detención en una mansión de Morada dos Lagos, en Aldeia da Serra, zona de Grande São Paulo, los agentes sólo localizaron 300.000 dólares en metálico. La operación que llevó a la detención en São Paulo de Chupeta y 12 personas más fue fruto de la colaboración de las policías de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia y España. De nada le valieron sus operaciones de cirugía estética (su aspecto físico, francamente, había empeorado) ni las artimañas que había inventado para que se perdiera su rastro en Brasil, para que pareciera que ya no se dedicaba a traficar con cocaína. Le delataron sus operaciones financieras (había creado 16 empresas en Brasil con operativas sospechosas) y la adquisición de 28 viviendas, muchas de ellas de lujo, en São Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Paraná, Santa Catarina, Cutitiba, Porto Alegre y Río Grande del Sur. Información .


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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